A petrunia y patricia le ponen los cuernos
...
— Y así fue como Petrunia encontró a su esposo siéndole infiel con su propia madre después de que él le pidió matrimonio.
Terminó de recitar su extraña historia mientras llevaba su pequeña taza de té a sus labios, al mismo tiempo que era rodeada por sus 'muñecas'.
— Niña... ¿De dónde sacas tanta imaginación?
Se escuchó un suave murmullo que la menor entendió al instante. ¿Y cómo no hacerlo si frente a ella había aquello que muchos llamaban fantasma y que por suerte solo ella podía notar?
— No lo sé, la doctora tampoco lo sabe.
Respondió mientras tomaba la pequeña tetera de juguete y servía más de aquel preciado café que había preparado de forma especial. Y entonces es aquí donde surge la pregunta: ¿por qué no le tiene miedo? La respuesta es fácil, fue ella quien lo trajo mientras imitaba una película que había visto con sus tíos.
— En fin, ¿quieres más galletas, señor fantasma? Mi mamá hizo muchas y dijo que no se pueden desperdiciar, o nos enterrará con el gato.
— Como demonios termine contigo
Una voz quejumbrosa salió del presente mientras 'agarraba' una galleta y suspiraba, recordando aquel recuerdo que definitivamente no era precioso.
— Bueno, ¿quieres escuchar cómo Patricia se vengó de su mejor amiga, señor fantasma?
— ¿Patricia tenía una amiga? Quiero decir, solo escucho por la información, no por el chisme, ¿entiendes?
— Oh, sí, informativo... mmm, Patricia tenía una mejor amiga que le robó a su novio, todo por envidia.
La menor asintió mientras comenzaba a relatar la nueva historia de vida de sus muñecas, mientras fuera de su habitación sus padres la escuchaban atentamente.
— No sé si debo preocuparme porque habla sola o por su imaginación -mencionó la madre mientras adoptaba una postura preocupante- Debemos llevarla a ver a un psicólogo.
— Si, querida, lo que tú digas, pero déjame escuchar el chisme. Quiero saber cómo se vengó Patricia.