El origen de un nuevo mundo

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"No importa lo lejos que estés de mí,
Nunca dejaré amarte, lo sientes, ¿verdad?"

01 de agosto, 2022

La lluvia golpeaba con insistencia contra la ventana, como si cada gota llevara consigo un fragmento de los anhelos y deseos que atormentaban el corazón de Violet. Observaba el paisaje urbano a través del vidrio empañado, perdida en sus pensamientos. La imagen de Dylan, su amor "imposible", se desvanecía en la bruma de la lluvia, como un sueño inalcanzable. Mientras el mundo duerme, su mente viaja en el tiempo, buscando esos recuerdos que siempre la acompañan.

El recuerdo cobra vida con cada latido de su corazón. Ella cierra los ojos por un instante, y en su mente, el tiempo retrocede. Un lago tranquilo y sereno se materializa en sus recuerdos. El sonido de una guitarra flota en el aire, suave y melódico. Es una canción que nunca olvidará.

En la orilla del lago, bajo el cielo nublado, se encuentra un joven con una guitarra en sus manos. Dylan, con sus ojos brillantes y una sonrisa auténtica, parece estar en su elemento. Su voz se mezcla con las notas de la guitarra, creando una melodía que parece llegar directamente al corazón de Violet.

Violet escucha, cautivada por la pasión en cada acorde y cada palabra cantada. Sin que Dylan se dé cuenta, se acerca y se sienta a su lado, perdiéndose en la magia de la música y su presencia.

Dylan siente la presencia a su lado y voltea, encontrando unos ojos que parecen reflejar el mismísimo cielo nocturno. El silencio se rompe cuando Violet sonríe, y en ese instante, sus almas se conectan en una danza de destinos entrelazados.

Violet dijo con un suave suspiro. —Esa canción... ¿La escribiste tú?

—Sí, esta canción es mía— le contesto sonrojado; estaba tocando un tema que había escrito para su primer álbum, pero que nunca lo había publicado. Le daba un poco de vergüenza decirle que era suya.

Violet sonrió, sus ojos reflejando la admiración que sentía por él.
—Es hermosa. No solo la música, sino las palabras también... Soy Violet, por cierto. — Dijo, con una suave sonrisa mientras extendía su mano hacia Dylan.

—Muchas gracias, Violet. Me llamo Dylan, es lindo conocerte. ¿Te gusta la música? —  Mientras hablaba, ella se acercaba un poco más y le pedía que le mostrará la canción que estaba tocando.

—Sí, mucho... ¿Qué tan seguido compones música? — se quedó pensando, nunca había tenido a alguien interesado en su música, así que ese momento, para el, fue muy especial.

El vínculo se forja con cada palabra compartida y cada nota tocada. El tiempo se desvanece mientras comparten sus sueños y risas, como si fueran los únicos habitantes de ese mundo en ese momento.

La lluvia fuera de la ventana sigue cayendo, pero dentro de la mente de Violet, el lago y la música persisten. Y mientras recuerda ese día especial junto a Dylan, su sonrisa se ilumina con la nostalgia de un pasado que nunca olvidará.

Con su mente y corazón en sincronía, Violet murmura para sí misma, "Nuestro primer encuentro, un capítulo que nunca dejaré ir."

El amor que sentía por él era como sostener una estrella entre sus manos: deslumbrante y ardiente, pero inalcanzable. Cada intento por acercarse a él parecía tropezar con barreras insuperables, obstáculos que la vida había tejido con crueldad. Sus esfuerzos habían sido valientes, pero las fuerzas que separaban sus mundos parecían insuperables.

No obstante, en la penumbra de su mente una idea audaz había surgido como un rayo de luz en la oscuridad. Un pensamiento que desafiaría las cadenas de la realidad y la conduciría por un camino incierto. Una posibilidad de crear su propio mundo, donde las restricciones no existieran y donde su amor por Dylan pudiera florecer sin problema. El deseo ardiente de estar con él, de vencer las adversidades que les habían separado, la impulsaba a contemplar los límites de la realidad y la fantasía.

El brillo decidido en sus ojos reflejaba una determinación que nunca antes había sentido. Había investigado, estudiado y buscado en lo más profundo de la hechicería ancestral. Estaba decidida a arriesgar todo por su amor. Ahora, tenía en sus manos una antigua reliquia que podría otorgarle el poder de moldear la realidad misma. Un poder que le permitiría crear un mundo donde su amor fuera libre, pero también sabía que desataría fuerzas que no podía controlar y atraería terribles consecuencias.

Sus dedos acariciaban la reliquia con un temblor de emoción y nerviosismo. Era una elección difícil, una apuesta contra las fuerzas que gobiernan la existencia. Pero el recuerdo de los momentos compartidos con Dylan, cada risa, cada mirada significativa, la llenaban de valentía. No importaba cuán inalcanzable pareciera, estaba decidida a luchar por su amor. Y así, en medio de la lluvia y la oscuridad, tomó la decisión que cambiaría su destino para siempre.

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