La escoria Gong siempre llora por mi.

Arco dos: El loto de corazón negro y el pequeño loto blanco.

Segunda cabeza de perro (9)

Después de que colgaron la primera llamada de Luo Yuanqing, trató de marcar nuevamente, pero Zhang Zimo y Song Chu no pudieron comunicarse.

"¿Estos dos nietos se han vuelto locos hoy?", Dijo enojado Luo Yuanqing al 999: "¡Muéstrame qué están haciendo Song Chu y Zhang Zimo!"

El 999 revisó y respondió: "En casa, están discutiendo. Espera un minuto, Song Chu salió corriendo y Zhang Zimo lo persiguió, pero ninguno de ellos trajo sus teléfonos móviles. "

Luo Yuanqing dijo irritado: "¿Estos dos niños con discapacidades mentales realmente actúan en dramas de ídolos o algo así?"

Justo cuando estaba irritable, llamaron del hospital.

Luo Yuanqing sabía que en el último mes de vida de Lu Liuyin, el hospital diagnosticó la condición de Lu Liuyin como incurable, y el propio Lu Liuyin pidió ser transferido al departamento de cuidados paliativos, por lo que Song Yunyong y su hijo aceptaron.

No sabía si fue por depender de Luo Yuanqing para pagar o por otras razones, Song Yunyong dejó el número de teléfono de Luo Yuanqing en el hospital como respaldo.

En este momento, el hospital vio que ningún miembro de la familia acompañaba la cama frente a la sala, por lo que contactaron a Luo Yuanqing.

Solo Luo Yuanqing en este mundo sabía que Lu Liuyin estaba a punto de morir, pero en ese momento, su esposo y su hijo no estaban a su lado.

Luo Yuanqing frunció el ceño profundamente después de colgar el teléfono.

Legalmente, Luo Yuanqing y Lu Liuyin son madre e hijo, pero en realidad no tienen nada que ver el uno con el otro.

"Yuanqing, ¿qué pasa?" La voz de Shi Chen volvió a sonar, porque estaba preocupado, no podía ocultar la preocupación en su tono.

Luo Yuanqing miró las pupilas en blanco y negro de Shi Chen, y finalmente dejó de ser cortés con Shi Chen y dijo suavemente: "Sr. Shi, ¿puedo molestarlo para que me lleve a algún lado?"

Veinte minutos después, Luo Yuanqing y Shi Chen llegaron al hospital.

Luo Yuanqing fue al hospital a ver a Lu Liuyin, pero esta era la primera vez que iba al departamento de cuidados paliativos. En el camino a la sala de Lu Liuyin con las enfermeras, la enfermera seguía regañando a Luo Yuanqing.

"Señor, ¿es usted el hijo mayor de la Sra. Song? ¿Qué les pasa a los miembros de su familia? Ahora hemos adoptado los cuidados paliativos. El paciente puede morir en cualquier momento. ¡Te hemos dicho muchas veces que no dejes el lado de la cama en ningún momento! ¡Ahora mismo, cuando nos hemos registrado, hemos visto que no tienes a ningún familiar al lado de la cama! En caso de que el paciente fallezca sin su familia presente, ¡no puedes culpar a nuestro hospital!"

Luo Yuanqing parecía tranquilo y no respondió.

Porque sabía que ya nadie podía culpar al hospital, y la vida de Lu Liuyin llegaría a su fin hoy.

La enfermera vio que tenía una buena actitud, por lo que no dijo nada más y en silencio llevó a Luo Yuanqing a la puerta de la sala de Lu Liuyin.

Luo Yuanqing se paró en la puerta y le dijo a Shi Chen: "Sr. Shi, realmente no necesito molestarlo más"

"No me importa si me molestas", Shi Chen se rió entre dientes, puso su mano sobre el hombro de Luo Yuanqing, arrancó suavemente una pequeña hoja que cayó sobre su abrigo en algún momento y dijo: "Si es posible, espero poder acompañarte en este momento".

Shi Chen rara vez expresaba intimidad con Luo Yuanqing, pero cada vez que lo mostraba con tanta naturalidad, era difícil rechazarlo.

Luo Yuanqing sintió que su corazón dio un vuelco y su presión arterial comenzó a aumentar incontrolablemente.