Mi manera de amar

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El amor era algo que era muy difícil de explicar para ciertas personas. Las frases más comunes hoy en día son como "eres mi todo", "quiero una vida eterna contigo", "tus ojos son estrellas", aunque también estaba el contacto físico, como los abrazos, besos o caricias.

A unos se les facilita más que a otros, y eso es algo digno de admirar dependiendo de el punto que lo veas, pero, ¿qué pasa cuando esas demostraciones ya no tenían ningún significado? Todo mundo lo hacia, ¿qué de especial tenía él también hacerlo?

Amaba a su pequeño chico pecoso desde hace ya mucho tiempo. Se habían enamorado perdidamente del otro, y por más que amara demostrar su amor con contacto físico, le irritaba que todas las parejas hicieran lo mismo.

Si quería ser original y solo el saber lo que significa su cariño a su bello novio, tenía que ponerse a investigar más formas para expresarse. Tal vez un idioma, pero uno que no sea tan usado. A su mente vino el lenguaje de señas, pero lo descartó de inmediato en cuento recordó que su amigo Seungmin lo sabía al derecho y al revés, ya que, su madre era sorda.

Debería buscar otra opción.

Divagó por su mente tratando de pensar en una solución al problema que el solo se había puesto. Miró fijamente el centro de mesa frente a él para tener un punto fijo por el cual pudiera dejar volar su imaginación, pero en cuanto comenzaron a surgir las ideas, un jovencito llegó por detrás de él, causando que se saliera de su trance.

—Jin, te estuve llamado desde la cocina. Quiero que pruebes mis galletas antes de que las empaque para mis padres, ¿me podrías ayudar con eso?—. Felix habló casi en suplica, dando un par de besos en la mejilla del mayor para tratar de convencerlo. Aunque sabía perfectamente que mientras sean sus bocadillos, Hyunjin no se opondría a probarlos.

—Claro, Lix, sabes que siempre puedo ser tu catador.

Ambos caminaron a la isla de la cocina, a la par que sus fosas nasales se llenaban de ese delicioso aroma que solo les hacía agua la boca. Se sentaron uno en frente del otro, tomando sus papeles de juez y repostero. Felix espero pacientemente a que el mayor llevara la galleta a su boca y la mordiera soltando un par de boronas encima del bonito mármol.

Nervioso, el pecoso golpeaba sus pequeños dedos uno tras otro, indicando que estaba algo ansioso. Eso solo hizo llamar la atención de su mayor. Aparte de probar aquel exquisito postre, había encontrado lo que había buscado con entusiasmo hace unos momentos.

En cuanto dio su punto de vista de las galletas, salió corriendo a ver su portátil, investigando a fondo lo que tenía entre manos.

Anotaba en una libreta todo aquello que se le hacía importante, escribiendo así mismo las frases o palabras que querría decirle a su pareja. Trataría de aprenderse un par para esa noche antes de dormir. Por el momento, se iría por las más sencillas, aquellas cortas y con pocas letras. Quería hacer un gran gesto, pero no podía exigirse tanto en un solo día. Su memoria no era muy buena, por lo que repasaba una y otra vez aquello que haría.

Estaba preparado para enseñarle su nuevo descubrimiento a Felix.

Estaba preparado para enseñarle su nuevo descubrimiento a Felix

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Lenguaje del amor [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora