CAPITULO 2

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Chiara

Horas más tarde...

Mi jornada laboral terminó hace dos horas.

No voy a visitar a Jacobo, quiero ir a mi departamento lo antes posible ya que me toca día de limpieza. Miro el reloj de mi teléfono que marcan las 19:00 horas. Salgo del hospital y me encamino hasta el estacionamiento cuando estoy por subir a mi auto, escucho que gritan mi nombre, me doy la vuelta y veo que se acerca el hombre que estaba con el señor Jacobo.

— Buenas noches Señorita Russo, perdón por molestarla a esta hora, pero el señor quiere hablar con usted ahora — dice.

— Mi horario laboral ha terminado. Mañana a primera hora estaré en su dormitorio, con permiso — es lo único que digo antes de entrar al auto, observo por ultima vez a este hombre y me despido de él.

Llego a mi departamento, cierro la puerta y reúno fuerzas para poder limpiar este desastre, empiezo arreglando sala y la cocina luego mi habitación, por último, limpio mi baño, cuando termino de arreglar todo, escucho que mi celular suena y hago una mueca.

¿Quién será a esta hora?

Desconocido

Mi enfermera, hoy solo me visitaste una sola vez.

Leído.

Frunzo mi ceño y dudo en contestar el mensaje.

No es bueno dejar en visto a una persona, enfermera.

Leído.

¿Quién eres?

Leído

Soy Jacobo, enfermera ¿Dónde estás? Ya te extraño

Leído.

¿Cómo ese hombre consiguió mi número? Esta totalmente loco.

Estoy en mi casa, limpiando ¿Cómo conseguiste mi número?

Leído.

Muerdo mis labios con nervios al no conseguir la respuesta que quiero, dejo mi teléfono en la mesa de la cocina y me preparo mi cena. Escucho de nuevo el sonido del celular y suspiro ¿Qué quiere ahora?

Tengo mis contactos. Guarda mi número, enfermera.

Leído

Rio mientras niego con la cabeza varias veces, agrego el numero de Jacobo, le pongo el apodo de paciente demente, tengo que admitirlo que lo es.

¿Amenazaste a una enfermera para que te lo dé?

Leído.

Si.

Leído.

No puedo creerlo. Si que esta demente.

Pobre mi compañera de trabajo. Deja de amenazarlas, no es correcto.

Leído.

Nada en mi mundo es correcto, enfermera. Tienes que saberlo. Quiero verte mañana.

Leído

Me verás, solo que no mucho tiempo, tengo otros pacientes que necesitan mi atención.

Leído.

Buenas noches.

Leído.

¿Sé habrá enojado por lo que le dije? No importa me concentro en cocinar de nuevo, pongo música mientras que lo hago empiezo a bailar hasta que escucho que alguien toca la puerta de mi departamento, frunzo el ceño, pero me asusto de nuevo porque rompen de una patada.

Apago el fuego sigilosamente, me voy hacia el cuarto de lavado, saco de una caja mi arma de fuego compruebo que tenga carga y lo tiene.

Siempre fui precavida con eso.

Llamo a mi cuñado quien enseguida contesta.

- ¿Qué sucede? – pregunta.

- Entraron a mi casa – es lo único que digo y cuelgo la llamada.

Observo sigilosamente para que no me vea nada a los hombres que están buscando algo, entrecierro los ojos ¿Quiénes son ellos? Nunca los vi en mi vida.

- Ahí está – informa uno de ellos empiezan a disparar así que también lo hago yo, pero en las piernas de los tres hombres. Los tres hombres se quedan en el suelo quejándose de dolor cuando que no tienen sus armas en el suelo, salgo de mi escondite y guardo mi arma en mi espalda.

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren en mi casa y porque me buscan? – interrogo con el ceño fruncido. Pateo a uno de ellos por no contestarme, agarro las tres armas de fuego de los hombres y saco los cartuchos de ellos, desarmo las tres armas a tiempo récord, saco de nuevo mi arma, ato con una soga a los tres luego los apunto.

- Repito de nuevo la maldita pregunta y quiero respuestas o les vuelo los sesos a los tres. Recién limpie mi casa y vienen a destruirlo todo ¿Acaso no saben que no tienen que hacerle enojar a una mujer? – gruño enojada. Ellos tres tragan saliva con nervios.

- ¿No van a responder? Está bien – accedo y disparo a uno de ellos en el brazo.

- Respóndanme ¿Quién carajos los envío? – cuestiono enojada e irritada. Presto atención los pasos que vienen corriendo hacia acá, mi cuñado se hace presente y me mira con asombro.

- ¿Estas bien? – interroga con preocupación y asiento con la cabeza varias veces.

- Lo estoy. Estos tres no lo están. Pronto morirán por desangrarse en mi piso limpio – explico mientras me quedo y ellos palidecen.

- Espere, nos envío Jacobo, el quería que lo lleváramos hasta el – explica el hombre rindiéndose y suspiro mientras pellico mi nariz.

- ¿Qué carajos? – pregunta mi cuñado con asombro igual que yo.

Ese Jacobo está totalmente loco de la cabeza.

Opuestos (#2 MM) // JUEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora