Sueños húmedos

84 3 2
                                    

Pasaban las 12 del mediodía cuando luego de almorzar decidí recostarme un rato. Era mi día de descanso el cual intentaba  aprovecharlo al máximo. Al poner la cabeza en la almohada enseguida cierro los ojos, me encontraba un poco cansado cuando al pretender relajarme comenzó lo que hoy llamo una pesadilla en el mejor sentido. Era increíble, parecía que me había transportado a ese lugar, cuando de repente encuentro a una muchacha Nos saludamos, era conocida, intercambiamos palabras pero no dejaba de morderse los  labios, lo cual llamo mi atención de inmediato. Su mirada era constante, no parpadeaba tan siquiera ni un segundo. Para esto, me le acerque y deslizando mi mano en su piel sentí cómo se erizaba y eso era una señal clara. De ahí pues al besarnos, sentí que necesitaba que le acariciase más, por lo que no se hizo falta la espera y empecé a bajar lentamente mis brazos sobre su cintura. Era evidente lo que acontecería luego, era una locura que nos marcaría para siempre. De la nada apareció una puerta 🚪, adentro una cama y un espejo , no hacía falta nada más, cuando de los besos en la boca pase a besarla en el cuello. Encajándome las uñas en mi espalda, fue de la manera que me percaté que le gustaba y quise más por lo que casi sin darse cuenta en lo que le besaba mi mano derecha se acercaba lentamente a su pelvis. Una sonrisa descarada se le escapa, y si, se sentía a gusto y con la cabeza asiente para que mis dedos no se desviaran en el camino. Ya estando dentro no podía creer lo que estaba tocando, tan suave y placentero que llegaba junto con un gemido exquisito. Mientras más la agarraba más gemía y me pedía que lo siguiese haciendo por lo que empezó a ponerse roja y ahí ya no se encontraba tan seco. El dedo medio y el anular gozaban dentro de ella, mientras que el meñique y el índice la sujetaban por debajo, sensación de la cual mientras más agitaba menos tiempo le quedaba. Sus piernas temblaban a lo cual llegó el momento en el que le dejaron de responder. Sus ojos estaban  en blanco, otra señal que interprete como excitante.Al notar lo que le iba a suceder, imagino que por orgullo para que no fuese tan obvio, decidió entrar de a lleno en lo que estaba sucediendo cuando sin darme cuenta en un acto muy rápido para mi metió su mano dentro de mi short y me practicó la felación. En si, yo no sabía lo genial q podía ser hasta que me lo hizo y entonces las cosas empezaron a cambiar. Pues era un placer que disfrutábamos ambos y mientras más me aferraba con mis dedos ella más lo hacía con su boca. Fueron minutos que parecieron horas, a lo que no quedaba de otra que penetrarla, porque el momento lo ameritaba. No siendo más, sus piernas quedaron al lado se mi cintura y comenzamos a hacerlo. El placer de tenerla consigo, dentro de ella se notaba aún más cuando el movimiento era más brusco, pues se aferraba tanto que por más que le tapaba la boca sus gritos eran escuchados fuera de ese cuarto. Sus senos, tan pronunciados, mostraban satisfacción con tan sólo mirarlo y su mirada se perdía aún más en cada gemido. Cargada en mis brazos, frente a aquel espejo que descubrimos luego, se miraba y se reía, una risa tan peculiar de no saber exactamente lo que estaba ocurriendo dentro de ella, ya que por cada salto se  quejaba más, sinónimo de que estaba por llegar. Me empuja otra vez a la cama y se abalanza sobre mi, sus manos en mi pecho y el cuerpo erguido, buscando la posición perfecta para que le llegase al punto deseado, donde pocos llegan y no por el tamaño que en realidad influye, sino por el movimiento que decidí hacer luego de sujetarle las nalgas. En aquel instante, me percaté de que su cuerpo se quedó pegado al mío, casi sin moverse, sus piernas perdieron el control, sus uñas fueron enterradas a más no poder en mi , y su grito fue más fuerte, como de liberación y para entonces no quise que se relajase más y la vire de espaldas para continuar con el ritmo. Esta vez solo escuché unas palabras que hicieron que mi mente se cegara y obedecerla en lo que me pedía. Esta vez, quien cargaba con la furia de sus manos era la cama, al ver cómo las cerraba  fuertemente e intentaba alejarse, a lo cual la agarre por los hombros  donde no tenía escapatoria. Esta vez los golpes fueron más secos, tenía toda la intención de llegar al punto que me pedía, ya que de lo que me decía, mi reacción era esa y no otra. Azotandole las nalgas con mi manos escuche una risa, mucho más fuerte, y luego un llanto y si estaba llorando de placer. Incluso con las lágrimas afuera, su sonrisa continuaba y sus palabras de aliento aún las escuchaba. Sabía que no quedaba mucho tiempo, era una situación muy gustosa el cual mediante sus gritos, gemidos, palabras iba acelerando el ritmo aún más. A mi cuerpo llegó un corrientazo, certero, sin espacio para frenarlo a lo que me aferre a ella para poder soportarlo y no me quedo de otra que escucharme a mi en ese momento. Su reacción fue apretar su cuerpo contra el mío para que pudiese llegar a donde ella quería y otra vez su risa tímida salió a la luz. Me separé de ella pensando en que había sido el primero cuando en la cama encontré un pequeño río, y fue cuando me di cuenta de lo que había sucedido en realidad. Lo hicimos juntos, y sin preámbulos para que no quedase nada pues se viró y otra vez colocó su boca en mi para saciar hasta la última gota, razón por la cual caí sobre la cama y la vista se me empezó a nublar, una sensación que se experimentó por primera vez y fue genial. Para cuando disponía observarla detenidamente me despierto exaltado, preocupado en si xq fue tan especial, tan increíble que parecía real. Sonreí a carcajadas porque no podía creer lo que había sucedido conmigo pero no duró mucho al darme cuenta que había sido un sueño del cual lo sucedido había sido pura imaginación menos el pequeño río que si me acompañaba ♥️

Sueños húmedos Where stories live. Discover now