Esto es una historia creada por una IA
Había una vez un pequeño y peculiar ajolote llamado Milo. A diferencia de los demás ajolotes, Milo era de un vibrante color morado y poseía un don especial: la magia. Era conocido en su comunidad como el ajolote mago, ya que podía realizar hechizos y conjuros sorprendentes y además explotaba.
Milo vivía en un tranquilo lago rodeado de hermosos nenúfares y peces de colores brillantes. Pasaba sus días explorando las profundidades del lago y practicando sus habilidades mágicas. Sin embargo, a pesar de su talento, Milo era un poco torpe y distraído.
Un día, mientras experimentaba con un nuevo hechizo, Milo perdió el control y provocó una explosión. El agua del lago se agitó violentamente, y los peces nadaron rápidamente en busca de refugio. Milo quedó asustado y confundido por lo que había ocurrido. No entendía cómo su hechizo había salido tan mal.
Decidido a encontrar respuestas, Milo se embarcó en una aventura para buscar al sabio anciano del bosque. Según las leyendas, el anciano era un experto en magia y podría ayudar a Milo a controlar sus poderes.
Después de un largo viaje a través del bosque, Milo finalmente encontró al anciano. El sabio, con su barba larga y blanca, escuchó con atención la historia de la explosión y la torpeza de Milo. Le explicó que la magia era un arte que requería paciencia, concentración y práctica.
El anciano le enseñó a Milo técnicas de respiración y meditación para ayudarlo a enfocar su energía mágica. También le mostró cómo canalizar sus poderes a través de varitas mágicas y hechizos específicos.
Milo pasó días y noches practicando diligentemente bajo la guía del anciano. Poco a poco, comenzó a controlar su magia y a evitar las explosiones accidentales. Aprendió a ser más consciente de sus movimientos y a ser más paciente consigo mismo.
Con el tiempo, Milo se convirtió en un ajolote mago experto y respetado en su comunidad. Sus hechizos eran precisos y poderosos, y sus amigos ajolotes acudían a él en busca de ayuda.
Milo desarrolló una magia antigua, la salida explosiva que consistía en salir volando dejando una explosión pero era muy arriesgada de usar y no la controlaba muy bien. Milo nunca se volvió a sentir infravalorado y vivió feliz.
FIN
Hasta que...
Unos años después, el lago se convirtió en un mundo próspero y lleno de vida de nuevo tras la explosión en el lago. Los ajolotes volvían a vivír en armonía con la naturaleza y se había logrado un avance tecnológico impresionante. Sin embargo, un día todo cambió.
Un grupo de ajolotes científicos habían estado trabajando en un experimento para crear una fuente de energía ilimitada para suministrar electricidad al lago y hacer funcionar sus máquinas marinas. Su objetivo era encontrar una solución sostenible para conducir electricidad por el mago y reducir el riesgo de electrificar por error el lago y reducirlo a un estado mínimo de condiciones. Pero algo salió terriblemente mal.
Durante una prueba, una masa de gas masiva se metió en el laboratorio, al infiltrarse, se mezcló el gas con más componentes marinos y se esparció por el aire. Esta sustancia comenzó a esparcirse rápidamente por todo el lago, afectando a las algas, peces y a los ajolotes. Pronto, se descubrió que la sustancia tenía efectos devastadores: las algas se marchitaban, los peces se volvían agresivos y los ajolotes poco a poco iban perdiendo la memoria y se iban debilitando.
A medida que pasaba el tiempo, los ajolotes se iban amontonando en la casa de Milo para pedir ayuda ya que incrementaba la perdida de memoria en ellos.
A medida que la situación empeoraba, la sociedad se desmoronaba. Los peces al ser más agresivos eran más difíciles de cazar por los pocos ajolotes que aún seguían sabiendo cómo cazar, los ajolotes al perder la memoria se volvían en contra de los demás ajolotes y se peleaban por reclamar territorio, algunas batallas Milo las pudo parar antes de que acabe en desastre pero el resto acababan con ningún bando ganando y muchos cuerpos de ajolotes muertos en el terreno.