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Era su primer día de clases, en marzo, mitad de semestre, genial. Así que mientras se arreglaba sonaba de fondo complicated.
Había terminado de secar su cabello, la humedad del pueblo o quizás el clima se lo esponjaba, así que era muy cuidadosa con ello, no quería parecer un french poodle desde temprano.
«..Chill out, what ya yellin' for? Lay back, it's all been done before And if, you could only let itbe, you will see I like you the way you are When we're driving in your car And you're talking to me one on one, but you become...»
Pintaba sus pestañas delicadamente para no mancharse los párpados, quería que todo quedará bien, todo en su lugar, no quería dar malas impresiones en su primer día.
«...Why'd you have togo and make things so complicated? I see the way you're acting like you're somebody else Gets me frustrate Life's like this, you...»
—¡Baja, se te hace tarde!— Escucho el grito de su madre desde el primer piso, de hecho nunca lo hacía, extrañamente hoy sí, así que le sorprendió, pero sabía la razón.
Se miró por última vez en el espejo para asegurarse de ir completamente bien. No era vanidosa, detestaba cualquier tipo de mirada que le dieran, o tal vez detestaba a las personas, así que evitaba llamar la atención, pasar desapercibida.
Bajo corriendo las escaleras, necesitaba salir lo más rápido posible de casa.
—Me voy.—Abrió la puerta y al mismo tiempo el frío la golpeó, le calaba los huesos incluso con cuatro capas de ropa.
Eran seis con veinte de la mañana.
Demasiado temprano, pero tarde para salir de casa.
Las calles de Forks claramente no eran las mismas que en las Vegas, mucho menos estaban llenas de gente como estaba acostumbrada a ver.
Simplemente era tranquilo, extrañamente tranquilo.
Durante el camino escuchaba música, se perdía en si misma, tanto que no noto los pocos metros que le quedaban para entrar a la institución.
El estacionamiento era grande y habían carros de todo tipo, desde camionetas naranjas viejas hasta el último Jeep de modelo costoso.
Todo Forks era un cambio drástico en su vida, desde el frío mortal hasta la humedad que invadía a todos y todo.
Cruzaba el estacionamiento cargando su mochila vieja, ese día quería que fuera normal, pero las miradas de curiosidad que ponían sobre ella le decían lo contrario.
