Just friends? .ᐟ tk

𝟹𝟺

𝘕𝘐𝘊𝘌 𝘉𝘈𝘙

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Después de largos minutos esperando para ir a ese gran pato, logramos pasar. Jessica caminaba, agarrando mi mano con seguridad. Nos hicieron subir unas escaleras muy altas y largas, básicamente eran minutos subiendo. Causando que mis piernas comiencen a doler de tanto subir.

Al llegar a la cima vimos todo el parque, era tan grande que no me imaginaba en todos.

—¿Estas seguro?— me preguntó Jess, mirando con preocupación mi cara de shock.

La mire y sonreí. — Si, amor, lo estoy. — acaricie su mejilla.

El guardia dio las indicaciones y nos hicieron sentar con unos chalecos salvavidas, no dude un segundo en agarrar su mano con fuerza, casi rompiéndo sus dedos.

— Tom.. — río, giré mi vista y la mire con miedo. — Tranquilo, estoy aquí. — sonrió.

Me volvía loco.

— Lo se. — contesté serio.

Comenzamos a resbalar por el gran y largo pato, era demasiado alto, sentía que no terminaba nunca. Nuestro agarre no se separo nunca, literalmente desde que comenzó el viaje hasta que terminará. Veía como esa gran piscina y gente al rededor hacia bulla al caer. La mire unos segundos y esta reía y sonreía.

Caímos de un chapuzon al agua, separándome de ella. Me causó desesperación el hecho de no tenerla cerca. Parezco que niño.

La gente grito e hizo bulla, habíamos hecho una gran ola de agua. Jessica con orgullo le sonrió a todos y salio de la piscina junto a mi. Agarro mi mano nuevamente, al sentir su toque me calme.

— ¿Te hiciste daño, paso algo? — preguntó, acariciando mis mejillas mojadas.

Bese su mano. — Estoy siempre bien cuando estoy contigo. — sonreí ladino, esta correspondió a la sonrisa.

Volvió agarrar mi mano y caminamos el parque juntos, nuestro agarre era inseparable, realmente pasaría horas teniendo contacto de su piel, su piel suave. Lo que era raro es que en días es mi cumpleaños, ella no había dicho nada de eso, por un momento dude y pensé que se había olvidado. Pero era imposible por que también se estaría olvidando del cumpleaños de su mejor amigo.

Soy una persona de sobrepasar mucho, y la verdad que pensé en que ella no iba a regalarme nada, o eso creyo. Ya que ella es una persona muy imperativa cuando alguna ocasión se acerca, es capaz de hablar días u horas de esa tal cosa que tiene que hacer. Pero con mi cumpleaños no, no lo nombro, no dijo ni una palabra sobre eso.

— ¿En que piensas? — preguntó de golpe, sacándome de mis profundos pensamientos e inseguridades. — Estas serio. — río levemente.

La mire con una sonrisa al revés. — Lo siento, lo siento. — largue una risita nerviosa. — Estaba pensando en lo bueno que estuvo aquel juego.

— Ah. — salió de su boca, volvió a mirar al frente para seguir caminando.

Si supiera que la pienso en todas las posiciones diferent-

— ¡¿QUIERES HELADO?! — preguntó emocionada. — Mira, ahí está la heladería. — señaló la heladería dicha.

Asentí. — Bueno, vamos. — con nuestras manos agarradas fuimos hasta la heladería.