I.

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Felix estaba aburrido.

La verdad, se aburría la mayor parte del tiempo cuando se encontraba en el infierno.

Ya había visitado todos los lugares más terroríficos de los nueve círculos infernales y cuando se quedaba en el segundo círculo, su hogar en el submundo, Felix se sentía irritado por no tener realmente nada interesante que hacer.

El demonio Grimório disfrutaba de ir a la tierra, por que ahí, por lo menos se podía divertir.

Conocía nuevos humanos, los asustaba con algunas palabras o expresiones maliciosas y -además de éso- sellaba pactos con los mismos. Al final, ese era su trabajo como un Grimório.

"Minos quiere verte..." Felix murmuró cansado, recargaba la cabeza contra la puerta del cuarto de Minho -Su compañero Grimório. Minho estaba recostado en su cama y parecía irritado ante la repentina intromisión del otro.

"Pero acabo de regresar de una misión..." El demonio de piel lechosa respondió, sentándose en su propia cama mientras hacía una mueca.

" ¿Y tú crees que a el le importa?" Felix preguntó entre risas. "Los humanos están todo el tiempo haciendo pactos, tú lo sabes bien."

Felix podría no admitirlo, pero consideraba a Minho como su único amigo en el infierno.

El demonio de cabellos negros y piel blanca había llegado al infierno a través de un demonio que Felix odiaba y cuando éste se vio muerto por un ángel, Felix no sintió ni una puntada de tristeza.

Lo que él hizo fue aproximarse al nuevo demonio, y desde entonces, Minho se veía obligado a aguantar la personalidad desagradable del Grimório de cabellos castaños.

El propio Felix sabía que su personalidad no era de las mejores y prefería mantenerse de ésa forma, pues así evitaba aproximarse con los de su alrededor. Si había una cosa que Felix había aprendido durante su existencia como humano, era que si se apegaba a cualquier cosa, estuviera viva o no siempre terminaría triste y nostálgico.

"Pues nada dura para siempre."

"Quién nos mandó a convertirnos en Grimórios del segundo círculo, Min?"

Felix preguntó retóricamente, usando un tono sarcástico, en medio de la conversación que él y Minho mantenían mientras se dirigían a la sala de Minos -El juez del infierno y líder del segundo círculo infernal- Donde los portales para ir a la tierra se localizaban.

Claro, nadie les había mandado a convertirse en demonios de los pactos... Ser un Grimório era una consecuencia de sus propios actos y ellos tenían que aceptar sus responsabilidades.

Les gustara o no.

La Torre del placer - En donde Minos se encontraba- quedaba a algunos metros de distancia de la Torre de los vientos

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La Torre del placer - En donde Minos se encontraba- quedaba a algunos metros de distancia de la Torre de los vientos. Felix y Minho caminaron durante todo el transcurso intentando protegerse como podían de la ventisca feroz que los castigaba.

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⏰ Última actualización: Jul 03 ⏰

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