«Después de cinco años de matrimonio, Quackity comienza a ser víctima de violencia doméstica por parte de su marido, quien lo acusa de ser incapaz de darle descendencia.
En medio del caos y la tristeza, conoce a Luzu, quién se vuelve muy especial pa...
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Por suerte durmió tranquilo, tan tranquilo que solamente despertó por el sonido del timbre ser tocado. Revisó la hora y notó que su esposo ya se había ido al trabajo.
Útimamente sentía que éste se había vuelto cómo un fantasma, simplemente llegaba a dormir o gritarle para nuevamente pasar el día fuera de casa, y en parte Quackity estaba agradecido de no tener que estarlo aguantando todo el día.
Estaba algo más cómodo sí su esposo no estaba en casa, pero eso no quitaba el hecho de que seguía sintiéndose miserable por su matrimonio disfuncional.
Sin embargo, a pesar de la tranquilidad que estaba teniendo últimamente, él era conciente de que no siempre sería así, pues sabía que en menos de un mes los maltratos volverían si de nuevo no conseguía embarazarse.
Tuvo que dejar de lado todos sus pensamientos cuando el timbre volvió a sonar y miró un mensaje de Luzu en su teléfono.
Él había llegado.
Automáticamente Quackity se levantó con un salto de la cama e intentó arreglarse lo más rápido posible para ir a recibir a su amigo español.
Y nuevamente ocultó sus heridas bajo un par de gafas oscuras.
No pudo evitar sonreír al ver a Luzu en la puerta de su casa, ese hombre poco a poco comenzaba a ser muy especial para él.
Lo dejó entrar con confianza, y el español hizo eso.
La plática entre Quackity y Luzu fluía con naturalidad a lo largo de esa mañana, era cómodo para ambos el estar con el contrario.
Aún sentados en la mesa del comedor continuaron hablando y conociéndose mejor.
—¿Entonces sabes tocar la guitarra?— Luzu preguntó interesado en lo qué Quackity le decía.
—Sí, solía hacerlo en mis tiempos libres pero hace unos años que lo dejé.— elmenor respondió mirándolo.
—¿Por qué?
—Bueno, no tengo dinero para comprarme uno y no hay algún lugar en donde pueda encontrar una guitarra para tocarla gratis.
Luzu lo pensó un momento y recordó que en casa tenía una.
—Yo compré una hace poco como decoración, pero no sé tocarlo, deberías ir a casa y mostrarme un poco. — el español ofreció animado. —¿Estás ocupado mañana?
—Mañana... —Mañana Wilbur estaría en casa y eso alertó a Quackity —. Lo siento, pero mi esposo tiene libres los fines de semana y debo quedarme con él.
—Oh, estás casado.— Aquel dato tomó a Luzu por sorpresa, le había estado coqueteando a un hombre casado todo este tiempo.
¿Debería alejarse? Quackity le parecía un chico interesante, sin embargo, él tenía un esposo y Luzu sabía que no debería interponerse en un matrimonio, eso estaba mal.
