Daniel llegó a la verja de la casa de su hermano y llamó al interfono. Esperó pacientemente unos segundos hasta que se abrió la pesada puerta de hierro y vio aparecer a Max sonriendo.
-Pasa, pasa – le invitó a entrar - ¿qué quieres tomar? ¿Vino?
-Sí, perfecto – dijo Daniel avanzando por el jardín - ¿y tienes unas patatas fritas o algo para picar? Tengo hambre.
-Pues entonces cenamos ya, si quieres - le respondió su hermano – hay risotto. El que te gustó tanto la otra vez.
Daniel sonrió contento y se inclinó para saludar a un joven perro pastor alemán que se le acercó moviendo la cola. Mientras le acariciaba y jugaba con él, aprovechó para reñir a su hermano.
-No me puedo creer que hayas sido tan maleducado con Emma – le dijo – te he hablado mil veces de ella, es muy amiga mía, ¿por qué has sido así con ella?
-Ya te he dicho por teléfono que lo sentía – le contestó Max – No he podido atenderla porque tenía un problema en el trabajo. No era un buen momento.
-Vale, pero ¿tenías que ser tan borde? – insistió Daniel – Pobrecita, con lo ilusionada que estaba. Piensa que se hizo freelance hace solo dos meses y no tiene casi ningún cliente.
Max se disculpó por tercera vez y entró en la cocina para calentar el risotto. Encendió el fuego y se quedó mirando a su hermano a través de la ventana. No pudo evitar sonreir al verle revolcarse con el perro por el césped. Se sentía fatal por lo que había pasado. Su hermano era la persona más generosa y amable del mundo, muy pocas veces se enfadaba con él. Y esta vez se había molestado mucho. Parecía que ella significaba mucho para él.
La verdad es que se sentía mal por lo que había pasado por la mañana. No le gustaba perder los nervios y últimamente no paraba de hacerlo.
Y encima, la chica parecía un encanto. Cuando ella le había seguido hasta el ascensor, él se había sorprendido muchísimo. Tenía los ojos más oscuros y grandes que había visto nunca. Lo primero que pensó al verla es que parecía sacada de un manga japonés, con su cuerpo pequeño y sus facciones grandes. No era para nada su estilo de chica, pero por alguna extraña razón, le había gustado enseguida. Se quedó pensando en ella un momento pero prefirió cambiar de tema. Era la mejor amiga de su hermano. Y además, seguro que le odiaba.Cenaron en el jardín hablando de mil cosas. Por suerte, no volvieron a hablar del incidente y Max se alegró.
-¿Nos veremos el fin de semana? – le preguntó Daniel antes de irse a casa.
-No lo sé, depende del trabajo, estos días estoy muy liado. Pero si haces algo interesante, avísame – le contestó su hermano, despidiéndolo con una palmada en el hombro.
Max cerró la puerta y entró en casa. La cena había estado bien, su hermano parecía haberle perdonado. Por suerte, Daniel no era rencoroso, así que se relajó. Se sentó en el sofá y encendió el ordenador para leer su correo. Enseguida le llamó la atención uno de los mensajes:
"Buenas noches, Max
Aunque esta mañana no he podido enseñrte mi trabajo, he sabido que estáis trabajando en la portada del último libro de Kim Park Seo. Es un autor que me encanta, así que se me ha ocurrido hacer una propuesta. Espero que te guste.
Un saludo,
Emma."¿Emma? ¿La amiga de Daniel? Max abrió la ilustración que adjuntaba. Se sorprendió mucho.
¡Por fin! Era justo lo que estaba buscando. Como si hubiera visto lo que él tenía en la cabeza y lo hubiera plasmado en una ilustración.
Estaba eufórico, ya tenía lo que buscaba. Cogió el móvil para darle las graciasa su hermano pero justo en ese momento sonó el teléfono. Era Didi, su secretaria.
-De nada- le dijo ella.
-¿Cómo? -
-¿A que te ha gustado la ilustración? -
-Mucho. Es genial - contestó Max.
-Pues me debes una. Menos mal que me tienes a mi para descubrir los diamantes en bruto. Creo que esta ilustradora es todo un hallazgo. Si no llego a pasarle el encargo a tu hermano para que se lo hiciera llegar, aún seguiríamos atascados con la portado de Kim Park Seo.
-Iba a llamar a mi hermano para darle las gracias pero veo que es a ti a quien le debo una.
-Entonces, invítame a cenar.
Max se rió. Didi siempre era igual de directa.
-Claro- le dijo - Decide el sitio. Nos vemos mañana. ¡Y gracias!
ESTÁS LEYENDO
Al final del capítulo
RomanceA Emma le gustaría dar un giro dramático al guión de su vida. Le falta acción, aventura y sobretodo, le falta romance. Cuando Emma empieza a trabajar como ilustradora para la editorial de sus sueños cree que por fin se empieza a escribir un capítulo...