𝟎𝟎𝟒

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La luna y las estrellas brillaban en el cielo mientras ambos jóvenes caminaban. Conrad estaba tratando de tomar valor y poder juntar su mano con la de la rubia, así que en un arranque de valentía lo hizo. Taylor sintió su corazón acelerarse y sus mejillas sonrojarse, el chico que tanto quería estaba tomando su mano. El castaño celebró internamente y se regañó a sí mismo por querer atraerla más hacia él y besarla, porque ella se veía hermosa esa noche, sus rasgos eran iluminados por la tenue luz haciéndola lucir como una fantasía encarnada.

—Quería decirte algo... —habló el chico frenando frente al lago y haciendo que la rubia estuviera delante de él.

Taylor miró atentamente al chico esperando que este hablara.

—Tengo que volver al Olimpo, es la mejor manera de que los dioses y mis padres dejen de pelear porque paso más tiempo con ustedes que con ellos —exclamó acercándose a ella sin soltar sus manos.

—Oh

—No podré venir todos los días o durante largos ratos, pero intentaré venir lo más seguido. No podría soportar, no estar cerca de ti, digo de ustedes —se corrigió el chico sonrojado.

La hija de Apolo sonrió vendo el sonrojo del chico.

—Haces lo correcto, amas a tus padres y quieres que ellos no peleen con el resto de tu familia —habló la rubia —. No sientas que nos abandonas, te esperamos siempre, yo te esperaré.

Taylor no sabía de donde había llegado esa valentía, puede que Percy Jackson estuviera otorgándole su don para que ambos jóvenes pudieran avanzar.

—Gracias por decírmelo, necesitaba escucharlo —agradeció Conrad para luego dejar un largo y delicado beso en la frente de la chica.

—Gracias por decírmelo, necesitaba escucharlo —agradeció Conrad para luego dejar un largo y delicado beso en la frente de la chica

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C O N R A D

Reía junto a la chica a mi lado, nuestros pies estaban dentro del lago y el frio se sentía ligero, pero al parecer estábamos más absortos en nuestra conversación que no lo sentíamos.

—Al fin los encuentro —escuché la voz de mi madre tras nosotros.

Ayudé a Taylor a ponerse de pie y me acerqué a besar la mejilla de mi madre.

—Hola, mamá.

—Hola, corazón —saludó besando mis mejillas con cariño.

—Mi señora —dijo Taylor.

—Sabes que puedes llamarme Lynette, cariño —respondió mi madre para luego abrazar gustosa a la rubia.

Cuando se separaron mi madre me miró indicándome que era hora de marchar al Olimpo.

—Te veré en la cabaña. Fue un gusto volver a verte, cariño, cada día estás más hermosa —dijo antes de marcharse.

—Vamos, te acompaño a tu cabaña —dije a la rubia extendiéndole mi brazos.

—Gracias, Connie.

Al llegar a la puerta de su cabaña nos miramos fijamente.

—Espero verte pronto, cuídate Connie —exclamó dejando un beso en mi mejilla e irse.

Caminé a mi cabaña con una sonrisa boba mientras tocaba mi mejilla.

Al ingresar la imagen de mi madre arropando y besando las frentes de cada uno de mis hermanos me recibió. Ella amaba a cada uno de esos niños, todas las noches sin faltas asistía a la cabaña para desearles las buenas noches, muchas veces mi padre la acompañaba, y otras ella venía sola. Sin duda era obvio el porqué todos la amaban, mi madre era perfecta, era imposible no amarla.

—El volverá, corazón —dijo mi madre sentándose en la cama de Stevie —. No creo que Connie pudiera abandonarte, él te ama mucho.

—Mamá tiene razón —hablé haciendo que ambos me observaran —. Voy a visitarlos todos los días —prometí alto para que todos me escucharan —, nunca los dejaría, ustedes son mis hermanos.

Dejé un beso en la frente del pequeño mientras este se aferraba a mí.

—Los veo luego, hermanos —exclamé para luego marchar tomado de la mano de mi amada madre.

¡Hola, corazones! Connie y Tay se emocionan por la mínima muestra de cariño, los amo. Conrad marcha al Olimpo y Stevie piensa que su hermano lo abandona como sus padres verdaderos (lloro) Lynette es un amor con los mestizos, en especial con sus niños. Espero les haya gustado, nos leemos luego.

Con amor,

Ivy.


LOVER | PJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora