—¡Caralho! —observó con fastidio su camisa, ahora con café líquido derramado sobre ella. Si no estuviera tan molesto con la estupidez de la persona con la que se estrelló, se preocuparía por la temperatura de la bebida.
Era Lunes, Lunes por la mañana, y su día no lo había comenzado con el pie derecho. Suficiente tenía con las preocupaciones de siempre, no merecía lidiar con otra minúscula cosa más. Pero al parecer el universo lo había recibido con una bofetada en la cara.
Eso y con tirar su café favorito que pasaba a comprar todas las mañanas en la tienda cerca de su edificio. Ahora se tendría que conformar con el insípido café corriente de la cafetera de la oficina. En definitiva su semana no habría podido comenzar peor.
—Oh cielos, lo siento mucho teniente Cellbit, de verdad que no me fijé, déjeme limpiarlo por usted. —El oficial de policía del cual Cellbit no recordaba su nombre, comenzó a intentar secar el café con sus propias mangas.
—No no no, lo estás arruinando. —Cellbit empujó por los hombros al chico, que seguramente había llegado apenas la semana pasada. Absolutamente todos los que lo conocían debidamente, sabían que era mejor no molestarlo a inicios de semana. Y aquel chico con voz temblorosa aún no comprendía que debía alejarse de él como fuera. —Mira, déjalo así.
El chico agachó la cabeza, apenado, y sin oportunidad de que se volviera a a disculpar por el incidente, Cellbit empujó nuevamente la puerta de cristal que lo adentraba hacia el Lobby del departamento de policía en el que infelizmente trabajaba.
—Pau no cu do caralho— insultó entre dientes, caminando con pasos fuertes y resonantes hacia el mostrador, donde uno de esos recepcionistas sintéticos lo recibía con una sonrisa mucho más grande de lo que Cellbit tal vez era capaz de sonreír.
Le miró sin muchos ánimos de arriba abajo, aquel pedazo de lata y cableado hacía su día mucho más peor de lo que ya había resultado.
—¿En que puedo-
La androide fue interrumpida por un resoplido del castaño, seguida de su voz firme con cierta molestia incorporada.
—Sólo déjame pasar.
La chica no pareció inmutarse, ni ofenderse por el trato descortés del otro, vaya, ni siquiera era capaz de ello, y tal vez eso era lo que a Cellbit más le molestaba.
—Necesito su identificación. —pidió amablemente.
Cellbit por un breve instante tuvo la fugaz idea de estrellar la cabeza de la chica en el escritorio, solo por saber qué sucedería, pero descartó la idea al instante.
—¿Você está falando sério? —Rodó los ojos y con un toque de brusquedad se acercó al androide. —Llevo años trabajando en este lugar, não posso acreditar...
Estaba indignado de que aquello sucedía todos los días desde que la tecnología había avanzado a grandes escalas para "facilitar" la vida de las personas. No había nadie externo que quisiera entrar ahí sin ser del personal o algún interno. Inclusive si lo intentaba, ¡habían guardias! aquello no tenía un mínimo de sentido para su perspectiva.
—Necesito su identificación. —Repitió la joven chica, con la misma sonrisa y humor que lo habían hecho antes. Pues a pesar de todo, la habían programado para contestar con el mismo tono y la misma amabilidad toda y cada una de las veces que tenía contacto con un humano. Cellbit repudiaba aquella inhumanidad.
—Bien. —Resopló, sonriendo con asco, buscando en su mochila aquella tarjeta digital que tardó menos de un minuto en sacar y pasar por la pantalla del mostrador.
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Androide RO13R [ES]
FanfictionEl detective Cellbit es puesto en vigilancia después de un accidente con su último compañero. Al parecer nadie más quiere trabajar con él, así que tendrá que conformarse con el androide que CyberLife le proporcionó. Sus prioridades se pondrán a pru...