Capítulo 1. Kellin.

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Era una noche lluviosa, estábamos él y yo en mi habitación, solo podía aguantar mis lágrimas mientras él me tocaba y me forzaba a besarlo, no aguanté más y tomé un florero de vidrio de mi tocador y lo estampé contra su cabeza. De inmediato él se apartó mientras los pedazos de vidrio caían al suelo manchando todo de sangre, se fue corriendo hasta la puerta con su mano en la cabeza en un intento de cubrir la herida aun con vidrios incrustados, mientras se alejaba él iba gritando todo tipo de insultos, deseando que algún día me muera sin haber sido amada.

Me caí en el suelo, asustada, llorando, agitada, me sentía sucia.

Ya paso una semana de eso, estoy sentada en una cafetería cerca de mi escuela de música, pensando que mañana entraré a la Universidad, la mejor de país, tiene tantas carreras como alumnos, llena de reconocimiento y prestigio, he de admitir que la idea de entrar me tranquiliza, así me enfoco más en mis deberes y olvido todo eso de las relaciones.

Estoy cansada, muy cansada de amar con todo lo que puedo ofrecer y nadie lo corresponda, solo buscan tener sexo o pasar el rato con alguien.

Para la edad que tengo he sido muy independiente, tengo mi propio departamento y mis padres me prestan uno de sus autos, de niña era la típica chiquilla consentida, no voy a menospreciar nada de lo que me dieron mis padres, pero ahora creo que soy capaz de manejarme por mi cuenta.

Soy una chica tranquila, disfruto de estar con amigos, no diría que soy introvertida pero tampoco soy extrovertida, digamos que soy social. Amo la música, me gustaría dedicarme completamente a la música, voy a la academia de artes, es hermosa, tiene de todo, teatro, balé, baile contemporáneo, pintura, escultura, de todo. Yo estoy en música y canto, diría que es una de las razones por las que sigo viviendo.

De repente una suave brisa me despierta de mis pensamientos, estoy sentada en una mesita de afuera de la cafetería, solo bebi la mitad de la taza de café que pedí, pero decidí levantarme e irme, ahora lo que necesitaba era despejar toda mi mente.

Caminé hasta un parque, uno de mis lugares favoritos, lleno de paz y tranquilidad, de vez en cuando me gusta venir a leer aquí, me sentía tranquila.

Desvié un poco la mirada y me encontré con un chico leyendo, estaba sentado en una de las bancas con mejor sombra y vista al lago. Su imagen me cautivo, tenía un perfil marcado, su pelo era un poco largo, color negro, sus ojos estaban atentos al libro, pero eso no me detuvo para ver que eran hermosos, una mirada melancólica, pero a la vez fuerte, sus manos eran largas, sus labios carnosos, sentado ya se miraba alto, algo en él transmitía confianza.

Él estaba leyendo "Temporada de flores" una de mis sagas favoritas, aparte la mirada y seguí con mi camino, pensando que algún día me gustaría tener de pareja a un chico que se pareciera a aquel.

Para el atardecer ya me había olvidado de él, después de todo solo era un desconocido que había encontrado atractivo en un parque público, nada más allá.

Me fui a mi departamento, debía de prepararme para mañana, mi primer día de universidad.

Llegue y tomé un baño con el agua bien fría, me gustaba darme baños así, cené algo ligero, preparé mis cosas y me fui a dormir.

Mi insomnio no fue de ayuda y tarde un poco en dormirme, para cuando acorde ya había sonado la alarma, me levanté y preparé todo, iba vestida con una falda negra de esas apretadas que llegan arriba de las rodillas, unas mayas negras con unos calentadores blancos en os pies, una camisa blanca de botones con un saco negro, y unos zapatos de vestir del mismo color, quería ir "decente" a mi primer día de universidad, que todos tuvieran una buena impresión de mí.

Subí a mi auto y me decidí a irme, mientras los nervios me comían por dentro. F-212, mi primera clase era en ese salón, estaba perdida, eran demasiados salones, demasiada gente, era enorme la institución, le hace justicia a su fama. Estaba desorientada, revisé el mapa que estaba en la recepción,

- "El salón está en el tercer piso, debo apurarme"

No sé porque lo había dicho en voz alta, aceleré el paso y llegué a tiempo, abrí la puerta, el profesor me dio la bienvenida, pero no podía escucharlo, estaba petrificada, lo primero que vi fue a ese chico del parqué, ¿qué hacía aquí?

Mi corazón a la fuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora