Cinamoroll

Una vida familiar

Una disculpa por el salto en el tiempo tipo la rosa de Guadalupe :')
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Tomura despertó cuando los rayos del sol se empezaban a colar por la ventana y dar directo a su cara.

Izuku antes de ir a trabajar dejaba las cortinas de la ventana abiertas para que Tomura despertara cuando el sol saliera, al principio esto le molestaba al peliblanco, pero después lo tomo como algo de su rutina diaria y el como comenzaba los días.

Tomura después de despertar, siempre iba a la habitación de sus hijos para asegurarse que todo estuviera bien con ellos; al ver que aún dormían, lleno la habitación de su aroma y salió para dirigirse nuevamente a la habitación que compartía con Izuku.

Estando de nuevo en su habitación, se dirigió al clóset para buscar lo que usaría hoy, después se metió al cuarto de baño para darse una ducha y al salir comenzó a secar su largo cabello con la secadora.

Después comenzó a vestirse con una playera de cuello alto y un vestido largo sin mangas a cuadros de tonalidades grises y rayas negras; al terminar de vestirse se hizo una trenza suelta y la sujeto la adorno con un moño gris.

Una vez listo, bajo a la cocina a preparar el desayuno de sus hijos y el suyo. Esa era la rutina que tenía todas las mañanas y que nunca pensó tener.

Tomura nisiquiera pensó en que pudiera vivir una vida tranquila, lejos de la villania.

Por eso aún se le hacía irreal que tuviera una vida casera y una familia que iba creciendo, pues en estos momentos, Tomura pasaba por su segundo embarazó.

El peliblanco subió nuevamente a la habitación de sus hijos y los despertó con un beso en la frente a ambos para después decirles que bajarán a desayunar.

Estos le dijeron a su madre que los dejara dormir un poco más, que era Domingo y no tenían escuela.

"No me importa que sea Domingo, ustedes ya deben despertarse "

"Pero mamá, solo cinco minutos" dijeron al mismo tiempo los gemelos, mientras se volvían a tapar.

Tomura suspiró cansado y dijo "cinco más les doy para bajar, sino vengo por ustedes a sacarlos de esas camas aunque no quieran".

"Si mamá" obviamente tanto los gemelos como Tomura sabían que no cumplirían su palabra y que el peliblanco terminaría por sacarlos a la fuerza de sus camas.

Hiroshi y Horiko amaban dormir y era un desafío enorme hacer que se levantarán, a menudo Tomura tenía que tirar de las cobijas de un extremo, mientras que los niños del otro porque se negaban a levantarse.

Esto siempre provocaba que se les hiciera tarde para que fueran al kinder y el peliblanco tuviera que manejar a toda velocidad para llegar a tiempo. Esperaba que con el tiempo eso cambiará.

Habían pasado los cinco minutos y como lo predijo, sus cachorros no bajaron, suspiro y empezó su desayuno, hoy dejaría que sus cachorros durmieran hasta la hora que ellos quisieran.

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Tomura se encontraba buscando su Cinamoroll, aunque hayan pasado los años, el nunca dejo su gusto por los peluches y menos por tener una fijación por el perrito blanco de orejas largas.

No estaba por ninguna parte, lo busco en cada rincón de la casa y hasta le pregunto a sus hijos sino lo tenían, ellos acostumbraban a jugar con sus peluches y sobre todo con su Cinamoroll, ya que, decían que olía mucho a su madre así como ellos y era como si fuera un hermanito. Pero ellos tampoco lo tenían.