|女王|

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La pareja reía a carcajadas en el cuarto del filipino, haciéndose bromas inocentes y hasta tiernas uno con el otro ya que no tenían nada que hacer ese día, además de que era fin de semana y ambos se habían dado un día libre de la pandilla

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La pareja reía a carcajadas en el cuarto del filipino, haciéndose bromas inocentes y hasta tiernas uno con el otro ya que no tenían nada que hacer ese día, además de que era fin de semana y ambos se habían dado un día libre de la pandilla. De a poco se comenzaron a tranquilizar, Kakucho tomó con delicadeza de la cintura a Kurokawa y lo acostó en la cama quedando él sobre su pecho, por lo que Izana comenzó a acariciar su cabeza y comenzaron a hablar de su semana, puesto que no se habían puesto a hablar de forma tranquila durante un tiempo, tuvieron una semana muy movida a consecuencia de varias amenazas que había recibido Tenjiku, así que apenas habían tenido tiempo para ellos mismo, al final la amenaza había sido falsa y un mal entendido entre pandillas, por lo mismo ambos se tomaron un descanso de tanto estrés (en especial Kakucho, que fue el que más movimiento había teniendo).

—Ya extrañaba tus caricias, Izana. —Habló Kakucho de forma calmada, cerrando los ojos disfrutando las caricias de su rey.

—Pff, que exagerado eres, solo fue una semana, te vivo dando atención. —Contestó entre algunas risas mientras sonreía leve.

—No me importa, me gusta que me mimes. —Hizo un pequeño puchero y abrió los ojos levantando la cabeza para poder ver de reojo a su pareja.

—Caprichoso que eres. —Suspiró algo cansado y le sonrió levemente, dejando un beso en la parte de su cicatriz.

Kakucho sonrió grande por el beso, le gustaba cuando lo besaba allí, por lo que sus mejillas se tornaron algo rosadas; continuaron hablando con tranquilidad y criticando a Shion en algunos momentos. Al cabo de un rato se quedaron si algún tema para hablar, por lo que se quedaron acostados en la cama simplemente disfrutando de la compañía mutua, hasta que Hitto decidió hablar.

—Estaba pensando en comprarte algo, pero realmente no sé qué, quizás algo de Queen, y que te gusta. —Giró un poco la cabeza para volver a verlo.

Aquello provocó una sonrisa algo nerviosa en Izana ya que le gustaba esos detalles. —Amigo, no hace falta que me compres nada, de verdad lo digo, amor. —Le sonrió grande mientras que negaba con la cabeza.

Eso sobresaltó a Kakucho, por lo que se levantó del pecho de su pareja colocándose a su costado mientras que lo miraba con algo de enojo e indignación.

—¿Cómo mierda me llamaste? —Lo miró con seriedad.

—Eh... ¿Amor?- —Quedó algo shockeado por el cambio repentino de su actitud.

—No, lo otro, ¿Cómo que "amigo", Izana? Amigo el que me cuelga. —Arrugó un poco la nariz con disgusto y volteó a ver para otro lado mientras se sentaba en la cama.

—Ay- JAJAJAJA ¡Kaku disculpameee! ¡Se me escapó! —Comenzó a reír algo fuerte poniéndose de rodillas detrás de él, pasando sus brazos por su cuello abrazándolo. —En serio perdonameeee.

—Mimimimimi, no, está bien amigo, no te preocupes. —No reaccionó de alguna forma al sentir los brazos de su pareja.

Izana comenzó a hacer pequeños berriches para que lo perdonara, por lo que Kakucho en un movimiento rápido lo volvió a acostar en la cama volviendo a quedar encima suyo, esta vez, tomando las dos muñecas de Kurokawa y colocandolas sobre su cabeza, rozando sus labios con los del mayor.

—Si fuera tu amigo no podría hacer esto, si fuera tu amigo no podría besarte. —Comenzó a bajar su rostro hasta el cuello del chico empezando a dejar besos húmedos por este. —No podría tocarte de esta forma. —Empezó a hacer pequeñas marcas por su piel. —Y si fuera tu amigo... No podría cojerte y mucho menos dejarte marcas. 

Izana quedó perplejo ante las palabras y la repentina dominancia de su novio, no se acostumbraba del todo a que en cualquier momento se podría poner así, pero tampoco le molestaba, de echo le excitaba, así que solamente se dejó hacer, jadeando bajo por los besos y marcas que hacía Kakucho en su cuello.

(...)

Ya desnudos y por el segundo orgasmo de Izana, más gemidos y jadeos resonaban por el cuarto del chico, pequeñas lagrimas resbalaban por las mejillas de Kurokawa, quien apretaban con algo de fuerza llegando a arañar la espalda de Kakucho por la intensidad y brusquedad que usaba el de cicatriz para las embestidas que le daba, el mismo aún no se corría e Izana ya iba por su tercer orgasmo, por lo que decidió cambiar de posición, frenó sus embestidas y lo tomó con firmeza por las caderas para darle la vuelta dejándolo en cuatro, Kurowaka se posicionó bien apoyando el pecho sobre el colchón y alzando bien el culo dejándose expuesto a su pareja, este sonrió y lo tomó por la cintura con una mano ejerciendo algo de fuerza metiendo su miembro en el interior del peli blando de una estocada, sacandole un gemido fuerte, nuevamente las embestidas rápidas, profundas y el ruido de sus pieles chocándose comenzaron a sonar por la habitación.

Kakucho tomó con su mano libre parte del cabello de Izana con algo de fuerza levantando ligeramente su cabeza, se colocó encima de su espalda para quedar al costado de su oído y poder mirarlo de reojo.

—Dime Izana, ¿Un amigo te puede hacer esto? ¿Te puede ver en estas condiciones, en tal estado? Yo creo que no, mi rey. Respóndeme, ¿Por qué te dejas coger por un amigo, hum? —Dio una fuerte embestida tocando el punto dulce de Izana a lo que este gimió con fuerza, no contestando la pregunta dicha por el chico. 

—Te pregunté algo Izana. —Soltó su cintura para poder darle una nalgada con algo de fuerza.

—¡M-mierdaah!~ S-solamente me gust-ah tu verga... amor... —No había prestado mucha atención a la pregunta, también no era como que se pudiera concentrar muy bien, sus sentidos estaban conectados al placer por lo que solamente gemía con fuerza.

Aquellas palabras fueron suficientes para Kakucho como para hacer más fuertes sus embestidas y lograr su propio orgasmo y el tercero de su pareja.

No pasó mucho para que Hitto diera las últimas embestidas y se terminara de correr en el interior de su novio llenado su interior, a lo que Izana de igual forma también se corrió al sentir aquel liquido en su interior, ambos quedaron respirando de forma agitada, Kakucho apoyó la frente en su espalda y suspiró cansado, dejó un beso sobre esta y rió bajo.

—Ya... Ahora si quedas perdonado Rey.

—Carajo... Idiota. —Frunció su ceño.

 —Frunció su ceño

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