CAPÍTULO I

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Mikael

Mierda, que balonazo tan...

Con tremendo dolor de cabeza y sacándole el dedo a los hijos de puta que me lanzaron el balón, comienzo mi gran primer día en la universidad. Es un lugar muy grande. Estudio en la Universidad Estatal al norte de California.

Nunca pensé que me aceptarían, no fui el más estudioso en la escuela pero mi madre siempre quiso que yo fuera algo profesional y por eso estoy acá, quiero verla feliz y enorgullecerla alguna vez en mi vida.

Era eso o estudiar derecho, que la verdad no me vería en esa carrera o ingeniería menos, le tengo miedo a la matemática o más bien, no son lo que más me apasiona.

Así que elegí las ciencias forenses, es algo raro pero me gusta, diría que el estudiar algo que a muy pocos les agrada es interesante. Ver y examinar los cuerpos de los difuntos me inunda de curiosidad y como quien dice, la curiosidad mató al gato y sin duda soy el gato.

Porque si me describiría con algún animal sería un gato negro. No solo por la mala suerte o porque atraen lo macabro. Si, no porque mi cabello es un negro azabache, largo hasta los hombros, casi siempre traigo un gorro negro de lana, el cual tejió mi madre con mucho amor por eso lo llevo a todos lados conmigo. Suelo dejar ver mi cabello desorganizado debajo del gorro.

También soy bastante alto, delgado pero fornido, uso lentes porque estoy extremadamente ciego y tras del hecho mis ojos son algo raros. Ya que son verdosos como un Ada de jardín pero a veces suelen ponerse de color marrón claro con amarillo como si fueran un girasol. Suelen describirme como alguien raro, dicen que mi energía es algo pesada y macabra. Pero eso solo lo hace aún más interesante.

Quisiera darles una buena impresión de mi, pero mejor como que decir la verdad desde el principio, ser directo va conmigo.

Tampoco busco agradarle a esta manada de "raros", que siento la mirada de muchos sobre mi.

Me siento como un propio bicho raro, aunque soy un primiparo en esto, no quiero cagarla en serlo, aunque no me importan las opiniones de las personas, tampoco busco ser un hazme reír el primer día o al menos no la primera clase.

Empiezo a sentirme observado. Me incomoda que las personas se me quedan viendo, ¿Por qué la gente me mirara tanto? ¿tendré algo en la cara?.

Empiezo a tocarme la cara disimuladamente a ver si tenía algo, volteo a mirar atrás y resulta que no me miraban a mi, veían a la chica que venía detrás mío.

Al verla simplemente quedé boquiabierto, es como ver un ángel caído del mismo cielo. Corrijo. Un ángel venido del mismo infierno, por el calor tan inexplicable que estoy sintiendo en este instante.

Dios, es tan hermosa...

Quedé tan hipnotizado por su belleza que la describiría sin problema alguno. Una piel blanca, como si fuera de porcelana. Unos cachetes sonrojados por un leve rubor y unas cuantas pecas que acababan de adornar su hermoso rostro.

Tiene el cabello rubio, recogido en un par de coletas alrededor de sus hombros, que aunque sea un peinado infantil, en ella se veía magnífico.

Tiene unos ojos grises que captaron mi atención en un instante, nunca había visto unos así de hermosos. Que me llevan al calor del mismo averno. Sin duda es un ángel que se escapa del cielo para venir al infierno de mis pensamientos y los pecados de estos mismos.

Es alta y con un estilo simplemente fenomenal.
Tanto que en el momento que paso, supe que esta chica me gusta. Aunque quede como un gran idiota. Cruzamos miradas y sentí como me analizo con esos hermosos ojos que brillaban sin más, diría que conectamos desde el primer instante.

       -Ey, cierra la boca o se te entra una mosca. - Miró extrañado al hombre que me sacó de mi transe en el que me metió esta linda chica. - Hola, un gusto, soy Emilio. ¿Eres de primer año? -

Respondí un poco extrañado a dicha presentación.

        - Un gusto Emilio, soy Maikel. Si, es mi primer día.-

Cosa que la verdad ha sido una completa mierda. Me levanté muy tarde ya que la alarma del ladrillo que tengo de celular no sonó, casi pierdo el bus, no desayune y creo que perdí las llaves de mi casa. Reviso todos los bolsillos de mi sudadera y no las encuentro, no puede ser, lo que me faltaba.

Emilio vuelve a sacarme de mis pensamientos.

       -Pues, será un gusto acompañarte en este semestre Mikael, yo también soy de primer año.

Bien, al menos hice un amigo, se ve buena persona. Tiene los ojos color café, es moreno, alto y pelinegro, admitiría que es atractivo tiene cara de que dejaría a cualquiera en el psicólogo. Me agrada.

Sin más, camine a su lado hasta llegar al salón, que de un poco impresionado, había más gente de la que esperaba. Llegó la profesora y empezamos con que se presentara ella, que sinceramente no la escuche. No podía concentrarme, mientras la profesora solo hablaba y hablaba yo solo podía pensar en esos lindos ojos grises que me perseguían. No me dejaban en paz ni un segundo, quiero saber su nombre, saber la carrera a la que va, cómo es su vida, quiero saber todo de ella, quiero ser algo de ella. Sonara algo lanzado, pero es increíblemente hermosa, no puedo sacarla de mi cabeza, y no quedaré tranquilo hasta saber quién es.

...

Bien, hasta que por fin llegue a mi maldita casa. No se como mierda pude entrar a la casa por la ventana como si de un ladrón se tratase.

        -Ahh...

Digo como quejido al cansancio que traigo, y el hambre tan agonizante que hace que mi estómago se estremezca como una bestia.

Reviso el refrigerador en busca de algo con que atragantarme y alimentarme.

      -Mierda. ¿Es en serio?

Vuelvo a quejarme, porque se me olvidó comprar comida. Siento que me va a dar algo, solo he comido un sandwich que me regaló Emilio en el receso de la universidad.

Sin más, busco el repuesto de llaves que tengo en el cajón de mi cama, porque sé lo distraído que soy. Sin mentirles que no pierdo la cabeza porque la traigo pegada al cuerpo.

Voy hacia la tienda, caminando cabizbajo y cantando alguna canción estúpida en mi cabeza. La tienda no queda muy lejos de donde vivo. Queda a una cuadra, sin darme cuenta vuelvo a encontrarme con esos ojos infernales con esa carita tan angelical.

        -Mierda. Mierda. Mierda.

Susurro escondiéndome detrás de la pared de la esquina que tengo que pasar para llegar a la tienda.

Ella estaba con un chico, rubio al igual que ella y un poco más alto. ¿Quién será él?, ¿Será su novio?.

Sentí una incontrolable curiosidad.

Bien, eso me importa un carajo, yo voy por ella no por el novio.

Me llené de valor suficiente para pasar, y así fue. Pase por su lado, quede tan cerca que sentí su aroma, un agradable perfume de fresas inunda mi nariz dejándome aún más loco.

Cruzando por su lado, volvió a verme. Esta vez me sonrió y aunque le devolví la mirada y le guiñe el ojo, estaba gritando internamente de la emoción. Sin tener barita esa chica me hechizo sin más.

Su sonrisa es tan hermosa, tan brillante como ella. Esa mujer me encanta demasiado, más que viva por mi cuadra.

Sin duda, averiguaré más sobre ese ángel con mirada infernal. 

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2023 ⏰

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