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¿Cuán lejos puedes llegar?

Pequeños escalofríos recorrían mi cuerpo debido al gélido viento que agitaba mi pelo y gabardina.

No sabía cuán lejos estaba de mi casa, de lo que si tenía conocimiento era el por qué yo estaba ahí. Respuestas.

Mark no es un hombre de bien, pero es el único que me puede ayudar. No me agrada la idea de que, sabiendo cuánto camino, me diga que no tiene la menor idea de quien pudo haber sido el culpable del fallecimiento, digo..., desaparición, de mi hermano.

Alejándome del hueco de pensamientos que me carcomía por dentro, entré en un callejón para hacer el camino más largo y...

—Veo que ya llegaste, Denisse.

—¡AH! ¿Que mierd...?

Ahí estaba, Mark estaba vestido de negro como la oscuridad de aquel callejón, el cual apenas dejaba que algunos rayos de luz de luna se colaran.

— Me dijiste que nos encontraríamos al final de la carretera, idiota.

— Soy muy impredecible — Dijo con simpleza.

— Pero... pero, ¡¿SERAS INMBECIL?!

— ¿Por qué?

— ¿Notas que si yo no hubiera entrado aquí, no te hubiera encontrado?

— Si.

— Agh, ¿Por qué eres así?

— ¿Debe haber un por que? — Declaró alzando un solo hombro.

— ¿Siempre respondes a una pregunta con otra pregunta?

— Puede ser.

—Estás bromeando.

— No, tu te estás complicando.

— ¿Sabes qué? Déjalo así.

—Sí, sí. Buenoooo, ¿Que querías? Ah, si, tu hermanito se perdió mientras jugaba en el parque, ¿Verdad?

— No, idiota, no fue así.

— Cualquier persona con sentido común se da cuenta de que es una broma, Denis. — Habló con aburrimiento.

— No estoy para bromas — Espeté seriamente.

Suspensó pesadamente y dijo:

— Sabes que si algo sale mal de este puto plan nos pudriremos en la cárcel, ¿No?

— Es casi lo primero que tengo en cuenta — Mentira, era una completa y sucia mentira.

- No te creo. 

— No me creas.

—Estas locas.

— Puede ser que este loca, pero no me parece un mal destino morirme en la cárcel cuando yo ya estoy muerto por adentro.

— ¿Es en serio que quieres morir virgen?

— No confío en nadie, por eso es que lo soy, así es como se sobrevive.

—No es así. — su mandíbula se tensa.

— Nada es así para algunos.

— Bien, ponte filosófica, y melancólica, pero no me contagios.

— Me caes mal.

— No es verdad, pero si lo fuera así ¿Por que me llamaste? — Preguntó mientras se giraba para empezar una marcha que yo no le dejaría continuar.

 — Espera... Marcos ¡Marcos! ¡¡MARCA!!.. Por favor. — Para la desgracia de mi dignidad mi voz se quebró en la última palabra.

Se volteó rápidamente, su mirada se ablandó.

𝐒𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐫𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora