Conté hasta díez mentalmente esperando el insulto de la chica, pero este nunca llegó, la chica miró sus manos por un rato y luego me regaló una sonrisa.
—¿Es primera vez que trabajas con esa marca de esmaltes? —preguntó.
—Si, lo es, pero tranquila, si no te gusta como quedó podemos pintarlas de blanco, no te preocupes —Comenté algo nerviosa por su reacción.
—Tranquila, quedaron lindas, tienen sus detalles, pero entiendo que no todo el mundo está acostumbrado a trabajar de la misma manera y cada quien tiene sus cosas, ahora, ¿empezamos con el Pedi? —preguntó comenzando a quitarse las sandalias que cargaba.
—Esta bien, iré a buscar la tina para comenzar con el pedi —me fui directo al estante donde horas atrás había acomodado las tinas y bolsas que se usaban para el pedicure.
Aún estaba algo impresionada por la reacción tranquila de la chica, esperaba que no fuera como algunos clientes en la paletería que lucían lo más amigables posible y apenas uno se descuidaba iban y lo enterraban vivo a uno con Gustavo y Carmen.
Volví al lugar donde estaba la clienta y comencé a trabajar en silencio, puse algo de música para cubrir el silencio del lugar y al cabo de una hora ya había terminado el trabajo.
Saque la cuenta de los precios y casi me dolió mi bolsillo, Pensé que la chica se quejaría por cobrarle lo que para mí era un poco caro, pero no resultó así, la chica cancelo sin problema y se despidió, luego de pedirme que le agendar a la próxima cita.
Me dispuse a recoger el pequeño desorden que había dejado en la mesa de trabajo, y a organizar todo para cuando llegara la otra clienta. Lastimosamente no tenía mucho tiempo para organizar y en cuanto termine de barrer tocaron a la puerta del Spa.
Observé con algo de curiosidad por unos minutos a la persona que entraba por la puerta del salón, se me hacía muy conocida, siento que la había visto en algún lugar. Lo primero que llamo mi atención fueron sus ojos color miel, que contrastaban con su cabello negro azabache, el cuál Lucia unas ondas completamente definidas, supe en ese instante que era de esas señoras conservadas, cuya edad no era la que aparentan.
—Buenas noches, ¿En qué puedo ayudarle? —comenté mientras me dirigía a sentarme de nuevo en la mesa de trabajo.
—Hola buenas noches, hice una reservación para uñas acrílicas y una pedicura sencilla. —comentó con voz sutil y una sonrisa.
—Ok, perfecto, en estos momentos Nina no se encuentra, pero mucho gusto, mi nombre es Emma y soy la encargada de atenderla la noche de hoy —mencione mientras ella tomaba asiento y yo buscaba discretamente en Google como hacer el servicio que ella me estaba pidiendo.
El servicio transcurrió tranquilamente, me sorprendió a mi misma ver qué ese trabajo a pesar de ser un poco más complicado que el anterior, fue un poco más fácil para mi.
Todo iba muy bien hasta que, lo ví a él.
Todo sucedio en cámara lenta...
O bueno, yo lo ví en cámara lenta.
Entró al salón justo cuando en el estéreo del Spa comenzaba a sonar English Love Affair de 5SOS.
No se si eso fue una señal o que, pero el que llegara justo en el momento en que sonaba una de las canciones de mi no banda favorita, lo hizo ver mejor de lo que estaba.
Su paso fue firme y seguro, al parecer venía de hacer deporte o quizás estuvo en el Gym, llevaba un short deportivo y una camiseta de tirantes un poco ancha.
Dios mío, recuerda que también soy tu hija.
Su cabello estaba mojado y perfectamente despeinado, pude detallar su rostro un poco mejor, estaba totalmente limpio sin un rastro de sudor o cualquier detalle que lo hiciera ver como un simple mortal como los demás, en sus brazos se marcaban sutilmente sus venas y sus pulseras negras resaltaban en sus muñecas, su piel blanca hacia contraste con su camiseta y todo en él encajaba a la perfección.

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Love Yourself, Emma.
Teen Fiction@LoveYourself: Miles de cosas pueden sucedernos, pero lo importante es que acciones tomemos referente a ellas, para solucionarlas no basta solo con ignorar lo que sucede o encerrarnos en nuestra habitación y llorar desconsolados toda la noche -en oc...