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Dolor...

"Estaba nervioso, veía su imagen en cualquier lugar con reflejo que encontrara.
Estaba al lado de chico con un tatuaje en la sien, se sentía tan pequeño caminando con él.
Sabía que seria más rápido irse en moto, pero de tan solo pensar en subirse nuevamente a un vehículo, como lo era una motocicleta, lo hacía entrar en pánico.

Llegando a su destino, vio la casa tradicional de su rubio amigo. La residencia Sano.
Ambos rubios teñidos se adentraron al lugar, uno más nervioso que el otro.
Al estar dentro por inercia Takemichi tomó con su delgada mano la orilla de la ropa de su acompañante, este al sentir el tacto solo sonrió. Sabía de antemano la inseguridad de su amigo.

—Iré a buscar a Mikey, quédate aquí.—Fue lo único que dijo, seguidamente se soltó del agarre del Hanagaki y caminó hasta lo que sabia era la habitación del menor de los Sano.

Estando solo Takemichi, solo observaba con curiosidad los alrededores. Estaba incómodo y se sentía fuera de lugar en esa casa, anteriormente había estado ahí muchísimas veces cuando solo estaban Mikey y él.
Pero ahora era diferente...

¿Uh?— Escuchó una voz y pasos apresurados dirigirse hacia él. Apenas y pudo reaccionar cuando unas manos ajenas ya habían tomado las suyas, —¡Vaya, eres el chico del hospital!

Abrió sus ojos entre sorprendido y asustado. Había olvidado por completo que el hermano mayor de Mikey lo había ayudado en el hospital hace un tiempo.

Sonrió con pena, —¿Cómo te encuentras?, ¿ya mejor?

Solo se limitó a asentir ante las preguntas de su mayor. Shinichiro Sano, como era que se llamaba, lo miraba con alegría.
Quizás se debía al saber que aquel chico que vio casi al borde del colapso, se veía medianamente bien.

¿Y bien?, ¿cómo fue que llegaste aquí?—Cuestionó. Hanagaki solo sonrió apenado y se dignó a responder.

Soy un conocido de Mikey, vine aquí con Draken-kun— Dijo sin problemas, buscaba mostrarse tranquilo ante el pelinegro.
Este entendiendo un poco, solo asintió y lo invitó a entrar, pues Ken lo había dejado en la entrada de la puerta.

El en ese entonces rubio teñido aceptó la entrada, se despojó de sus zapatos y acompañó al mayor a la sala de estar.
Ahí el menor comenzó a recibir más preguntas de parte de Shinichiro.

La conversación era amena y el ambiente tranquilo, al menos para el mayor de los Sano.
Hanagaki se encontraba un poco nervioso porque sabía que Manjiro no tardaría mucho en aparecer y todo el buen ambiente que se había creado se iría.

Y tan equivocado no estaba, pues en poco tiempo ahí ya estaban Draken y Mikey, este último observando con detenimiento al ojiazul.

Shinichiro-san, ¿me acompaña?— Habló Ryuguji, El único pelinegro ahí asintió en respuesta al sentir la tensión en el aire.

Ambos amigos quedaron solos en la sala de estar, ninguno de los dos se dignaba a comenzar la conversación. Pero fue Takemichi quien sin otra opción comenzó a hablar.
Hola, Mikey-kun, cuanto tiempo...— Dijo —Supe de parte de Draken-kun que querías verme.

Mírame solo a mí  | Mitake [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora