Triste mirada y perdida
desde el más alto precipicio
fijando su objetivo
la lluvia va liberando
de sus pecados su aliento
que esperando su destino
sus lágrimas se mezclan
entre las olas del mar hambriento
que amante del acantilado
se deshace de ellas
ya oye en sus pies el agua
y se deja caer al vacío
en el ruidoso pozo sin fondo.