capítulo 3

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Marshall la acercó más a su cuerpo y rodeó la cintura de la chica con sus brazos. Se notaba su delicada y fina piel a través de la tela del pijama. Fionna empezó a moverse, intentando liberarse del agarre, pero enseguida el vampiro tomó sus dos manos y las colocó encima de su cabeza, para que no se pudiera liberar.

Al ver que Marshall no tenía ninguna intención en terminar el beso, se relajó, pero no le correspondió nada. El vampiro sonrió para sus adentros y, con la mano que sostenía la pistola, le golpeó la cabeza, haciendo que la humana cayera a sus brazos, inconsciente.

La subió hacia su habitación y la tumbó en la espaciosa cama. No se movió ni un poco, ya que no podía, estaba desmayada. Tardaría más o menos una hora en despertarse y, si no era sí, debería preocuparse.
-¿Estás consciente de lo que piensas Marshall? ¿Preocuparte por ella? ¿En serio? -Se dijo a sí mismo en voz alta. Si iba a hacer que nunca más aparezca, no le debería importar. Quería eso. Que pagara por todas las semanas que estuvo encerrado.

Tomó nuevamente la pistola y luego la miró. Tan joven, tan bonita, tan indefensa... Parecía un ángel cuando dormía, aunque esta vez estaba desmayada. Levantó su brazo con su pistola y, desde lo alto, le apuntó a su frente.

¿Realmente merecía morir? Estaba haciendo su trabajo, atrapar al vampiro que había asesinado a tanta gente de su raza, no podía culparla. El mundo perdería a una mujer hermosa, y solo por llevarlo a la cárcel. ¿Estaba bien lo que estaba haciendo?

"¿Alguna vez hiciste algo que estuviera bien?" Le dijo una voz en su interior. No, nunca. Salvo cuando era pequeño, pero desde que cumplió los 18 y pasó lo que pasó, nunca. Su madre lo había echado por traer problemas. Ella no lo quería en su reino, por lo cual se tuvo que ir, y fue en el mundo humano que conoció a su mejor amigo.

Negó con la cabeza para dejar de pensar en su pasado. Este no era el momento, tenía un asesinato que terminar. La volvió a mirar, sin bajar el arma. Su largo cabello rubio caía por un costado de la cama, y algunos mechones se juntaban en su cara. Una parte de su panza al aire, ya que cuando la tiró, su remera se había levantado un poco. Aunque no pudiera ver sus ojos por el hecho que los tenía cerrados, sabía que tenía unos hermosos ojos azules como el océano.

"Deja de pensar en estupideces y mátala de una vez." Volvió a reprocharle una voz. ¿Por qué le costaba tanto matarla a ella y tan poco a los otros de su especie? Todos le habían hecho daño en algún punto... ¿Por qué con ella era diferente?

No lo pensó dos veces, la volvió a mirar respirar por última vez y se disponía a disparar, pero un fuerte sonido lo detuvo. Era la puerta principal de la casa. Seguramente Jackson había vuelto porque se olvidó algo o quería hablar con su hija.

Metió de nuevo su pistola en el bolsillo trasero de su pantalón y miró por la ventana. Había gente caminando por la vereda y si bajaba flotando con una humana inconsciente en sus brazos lo verían. Tomó a Fionna en brazos y salió de su habitación, flotando para que no lo escucharan.

Jackson abría y cerraba puertas en la planta baja, llamando a su hija. Marshall se metió en una habitación con un gran ventanal, pero este daba al patio trasero. Podría salir sin problemas por allí, y luego esperaría a que ningún humano estuviera andando por ahí para verlo y al fin poder subir a su coche.

-Fionna, ¿Dónde estás? No tienes por qué esconderte. Que hayamos discutido no significa que no podamos charlarlo -Escuchó la voz de su padre llamándola. Así que por eso estaba llorando.
Se notaban sus pasos subiendo la escalera. Si no ideaba algo pronto, lo descubrirían y su plan quedaría incompleto. Además, volver a prisión es lo que menos deseaba en este momento. No ahora. No cuando estaba por cumplir algo.

Con cuidado flotó hasta el gran ventanal, lo abrió sin hacer el menor ruido y luego lo volvió a cerrar, para no generar sospechas. Él podría haber bajado siendo invisible, pero había otro problema, una parte del patio se podía ver desde la calle, y si alguien veía a una humana flotando, tendría problemas.

Debajo había una gran piscina, y se le ocurrió que quizás podría lanzarla al agua, hacerse invisible y luego tomarla, pero haría mucho ruido y su padre saldría a ver y, al no encontrar nada, sospecharía aún más. Además, alguien la podría ver cayendo inconsciente y eso también generaría sospechas.

En un lado del balcón había colgado un manto de toallas, y tuvo una idea. Envolvió a la humana de manera que no se pudiera ver y luego la tiró. El impacto hizo un gran ruido, pero si Jackson salía se daría cuenta que solo habían sido las toallas que se habían caído.

-¿Qué fue eso? -Escuchó decir al padre, mientras sus pasos se acercaban hacia allí. Tendría que salir pronto o tendría graves problemas, más de los que ya tenía.

Rápidamente flotó invisiblemente, tomó a la humana en brazos y salió de allí. Para su suerte, la calle estaba desierta cuando lo hizo, y no había cámaras de seguridad que pudieran grabar, así que la subió a su coche y se fue velozmente, antes que alguien lo viera.

Ya estando bastante alejados, suspiró de alivio y volteó su cabeza para mirar a la humana. La veía en perfecto estado excepto porque no parecía estar respirando. Su panza no se movía hacia arriba y abajo como si lo estuviera haciendo.
Frenó lo más rápido que pudo y se acercó a ella. Sí, definitivamente no respiraba. Lo más probable sería que hubiera tragado algo de agua cuando la tiró a la piscina. No se le ocurrió otra idea más que darle respiración boca a boca, así que fue lo que hizo, y vio como Fionna comenzaba a respirar nuevamente.
-Qué golpe le has dado, bestia -Dijo para sí mismo y luego siguió andando hacia su casa en los bosques, con la humana tumbada en su asiento.

Llegó cerca del mediodía a la casa que compartía con Kenny y Ashley. No se notaba ninguna luz encendida, así que supuso que se habrían ido a dormir porque no tenían nada mejor que hacer. Tomó a Fionna en brazos y se dirigió hacia la vieja casa.

Cuando iba pasando por la sala, se encontró a su amiga en la cocina buscando algo rojo para comer. Esta se volteó al escuchar sus pasos y, al ver que llevaba a la humana en brazos, sus ojos se tornaron de un rojo intenso. No hacía falta decir que la visita inesperada de la chica no le gustaba en absoluto.

-¿Qué hace esa idiota en nuestra casa? -Preguntó entre dientes mientras se acercaba a ellos.
-No te importa, Ashley.
-¿Quieres una noche con ella, verdad? Por eso no la mataste antes.
-Como dije, no te importa.
-Sí me importa, y mucho. ¿Qué hay de nosotros?
-No existe un nosotros, Ashley. Que te quede en claro eso. Que un día haya existido no significa que lo siga haciendo. Tu novio es Kenny ahora, no puedes reclamarme nada -Dicho esto, se fue hacia su habitación con la humana.

Se encerró en su cuarto, escuchando a Ashley gritar su nombre innumerables veces. Ató a Fionna con unas sogas bien fuertes para que no pudiese escapar a la silla que tenía a un costado de su cama. Acarició su pelo y le sonrió pícaramente antes de acostarse, necesitaba descansar un rato. Se imaginaba la cara de la pobre humana cuando viera que estaba en su cuarto, secuestrada por él. No podía esperar. Sería épico.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2015 ⏰

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