Mayo del 2022.
Sueños... siempre nos preguntamos... ¿Dios tiene sueños? O, ¿Qué sueños tiene Dios para nosotros? ¿A qué va todo esto de la vida y la muerte?
Esa pregunta llegó al pensamiento de Sara el día que escucho por primera vez Sueños de Mosaic MSC. Al detenerse a leer la letra, oír la melodía, pudo sentirse identificada. Sus lágrimas corrieron por sus mejillas cuando entendió por completo cada palabra. Tomó la promesa de Dios en Jeremías 29·11: Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Un día después de que los padres de Sara la llevaran al médico por dolores musculares y otros indicios raros de salud, junto el valor para mirarse al espejo y poder reconocer la impotencia y el miedo que la invadía. Los ojos fueron lo único que no había cambiado en ese rostro triste e irreconocible. Y bueno, no era del todo extraño, en parte Sara seguía reconociéndose así misma o por lo menos una parte de ella. No sólo su rostro había cambiado, sino su cuerpo, su familia, la casa.
Cerró los ojos para contener las lágrimas. Ya había llorado lo suficiente y no había servido de nada. Necesitaba saber que le estaba sucediendo, porque de un día para otro no tenía fuerzas en sus manos, en sus pies, porque se le estaba acabando la voz. Por qué entre tanta gente le tenía que ocurrir a ella.
Se sentía atrapada en una pesadilla. No podía creer que no tenía las fuerzas para levantar un lápiz, agacharse por una hoja que se le había caído, o hablar perfectamente sin fallos y sin esfuerzo alguno. No podía creer que ya no fuese la misma y que el mundo siguiera su curso pero se viera diferente al mismo tiempo.
Decidió apartarse de su aterrado reflejo que solo lograba hacer que se sintiese más aterrada. Se dejó caer suavemente sobre la cama – porque hasta esas caídas rápidas hacía que se doblara de dolor por su espalda -, vio a su alrededor; por lo menos la habitación seguía siendo igual. Después de todo, había decidido conservar la calma dentro de su cueva y permanecer ahí a solas con Dios. Sabía que Dios la estaba viendo.
Para sus padres y hermanos, el cambio estaba siendo más paulatino, más ameno, más lento, más normal; pero no para ella. Tan solo unas semanas había bastado para darse cuenta que ya no podía bajar y subir escaleras como una persona normal, o llevarse la comida a la boca o ir al baño de manera instantánea cuando era necesario. En un parpadeo vio su vida irse después de casi veinte años. Simplemente todos esos momentos, la gente que había conocido, sus sueños, se estaba esfumando en este pesar de enfermedad y soledad.
Hizo el intento vano de levantarse rápidamente de la cama por enésima vez. Le dolían las piernas y la espalda. Se mordió el labio y una vez más se quebró en su oscuridad. Incumplió la promesa de no llorar más. Qué más daba, al fin y al cabo nadie podría culparla por eso. Necesitaba averiguar que le estaba pasando, quería recordar cómo era el correr, encontrar pistas, alguna revelación de Dios, lo que fuera.
No recordó demasiado de lo que pasó después de aquella crisis, salvo que su mamá fue en su ayuda al oír un grito y sollozo desgarrador, y le dijo que se calmara y parara de llorar. Luego, le rodeó los hombros con los brazos y le dijo que terminara de desahogarse, que Dios era su fuerza. Aunque múltiples de veces Sara lo había oído y creído, esta vez, era diferente. Ya no creía del todo que Dios tuviera el control de su vida.
Trataba de entender en dónde cabía esa promesa a la ecuación de su pausada e inestable vida de ahora: Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Planes... bienestar... futuro... esperanza...
¿Dónde se encontraba eso en medio de este dolor? ¿Cómo? ¿Por qué?
Gracias por comenzar a leer esta historia, es basada en hechos reales y tratare de ser lo más leal posible a los testimonios. Estoy recopilando la información de las entrevistas, así que tardaré un buen rato en publicar; les pido paciencia. Si la lectura es de su agrado, agradecería que votaran y comentaran. Gracias por su apoyo. Dios los bendiga.
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Mosaico
SpiritualSara, una joven cristiana llena de fe, amor y pasión por Dios, su vida da un giro y comienza a cambiar, cuando un día, de la nada, ella despierta y no puede mover ninguna de las extremidades de su cuerpo. ¿Qué está pasando? Se pregunta. Había llevad...