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 CAPÍTULO 1

Érase una vez una chica de 19 años que vivía en Accident, una ciudad de EE.UU a la que todo el mundo apreciaba. Violet tenía la costumbre de ir a la estación de tren todos los días, pero uno de esos días estaba tranquilamente con su familia en el campo. Acababan de tener un picnic al aire libre. Su madre y su hermana pequeña, a la que le sacaba 9 años, estaban empezando a recoger. Su madre estaba bastante molesta porque Lucía, la hermana pequeña de Violet, había estado jugando con colores, cartulinas y papeles y estaba todo esparcido por el suelo. Lucía se negaba a recoger. Mientras todo ese follón se formaba, Violet estaba absorta en sus pensamientos. Su madre la llamó para que recogiera algunos papeles del suelo y Violet obedeció, un poco aturdida. Recogió dos carpetas, un par de colores de cera y un papel con su nombre escrito bien grande y en rojo y algunas palabras indescifrables debajo escritas en color verde oscuro. Ella no le echó mucha cuenta, más bien nada.

Al día siguiente, Violet volvió a su costumbre de ir a la estación de tren, pero una vez, de camino a esta, paró en el cine, aunque no le interesaba mucho la película escogida. De hecho, intentó escoger una no muy interesante para poder descansar. Al llegar a su correspondiente asiento, Violet encendió su móvil y se puso a cotillear. Nada interesante por las redes y ningún mensaje en especial. A punto de terminar la película, a Violet, que estaba muerta de sueño, se le presentó un hombre en el pasillo del cine y sin que ella se fijara muy bien en la cara de este extraño individuo, ya que estaba oscuro todavía y Violet acababa de echarse una pequeña siesta: La película estaba acabando. De este hombre, solo pudo apreciar que tenía gafas y un pelo lacio, largo a la altura del cuello y claro.

Él le dio un papel al que Violet no le dio mucha importancia, más bien nada.

Cuando ya volvió de pasearse por la estación de tren, le entró un poco de curiosidad y observó el papel que le había dado el desconocido y se había guardado en el bolsillo trasero del pantalón. Cuando se dió cuenta de que era el mismo papel que había estado recogiendo el día anterior en el campo, se asombró de tal manera que decidió investigar un poco más sobre el tema.

Ese papel, lo encontró apartado de todo, al lado de la valla que daba al campo de su vecino. Ella pensó que se habría volado o su hermana lo habría dejado allí. Pero al parecer, ya que Violet lo había ignorado, el hombre de una manera muy misteriosa lo recuperó y se lo volvió a dar... O eso pensaba ella... Esta le preguntó a su hermana sobre el tema:

-¡¡Lucía!!-La llamaba Violet-

-Diimee- Le respondía cansada Lucía-Era de noche-

-¿Por casualidad has hecho algún dibujo con mi nombre en rojo y palabras extrañas justo debajo?

-¿Por qué iba yo a hacer eso?- Le respondió Lucía-

-Yo a ti no te hago dibujos...-Lucía a veces era un poco desagradable-

-Pff, da igual- Le respondió Violet-

No lo dejaría pasar, ya que Violet no se daba por vencida tan fácilmente.

Pasó una semana y todavía no sabía de dónde ni a qué venía esta extraña carta.

Días antes, la había perdido en el metro y estaba preocupada por no volver a encontrarla, pero llegó al día siguiente en el correo, cosa que asustó a Violet bastante, ya que esta misteriosa persona sabía su dirección. Parecía que cada vez que se perdía, volvía a aparecer.

Un lunes por la mañana, se encontró con su amigo de la universidad al que le apasionaba el misterio. Ella le contó todo lo ocurrido y fueron a un desierto curioso al que iba John, su mejor amigo, a descansar y aclarar su mente. En ese misterioso y bonito sitio, había un par de esculturas muy grandes que parecían del antiguo Egipto aunque claramente no lo eran. Una de ellas era una mano gigante que señalaba al horizonte. Daba la sensación de que no tenía a qué señalar. También había un tipo de extraña lápida, pero allí nunca habían enterrado a nadie, de hecho, era de decoración, le contó John. John era un tanto misterioso, un chico que parecía normal a simple vista; si no te fijabas, tenía una cara normal, unos padres normales, etc; es decir, una vida de lo bastante normal. Pero todo cambiaba cuando lo conocías y te fijabas en los detalles. Él vestía extravagantemente llamativo, ya que a veces llevaba algunos accesorios originales. Su cara expresaba misterio, curiosidad por las cosas y una emoción distinta para cada momento. Su madre era piloto de helicóptero y su padre trabajaba intentando quitarle el miedo del paracaidismo a las personas. John decía que su padre se había inventado ese trabajo, pero, está claro que a él le gusta presumir del trabajo de su padre.

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