Promesas de Primavera.

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Con la llegada de septiembre la nieve
comenzó a dispersarse de a poco,
hasta desaparecer, dejándole el camino
libre a la primavera.

Flores de todos los tipos adornaban la
ciudad y lucían sus coloridos pétalos.
Junto al regreso de la estación, también
fue el gran evento.

Bajo aquellos árboles de jacaranda
juramos amor eterno.
Prometimos permanecer juntas hasta que
la muerte nos separe, pero una mintió.

Tu mirada nunca cambio con el pasar de los
años, la mía se transformaba con el arribo
de cada primavera.

El amor que sentíamos hacia la otra era
distinto, la intensidad por igual, sin embargo
seguía siendo amor.

En uno de esos días primaverales me prometí
alejarme, tomar algún vuelo e irme lejos.
Mas no servía de nada ir a la cama y soñar
que completé con mis promesas vacías.

Tal y como nuestro amor floreció en la primavera,
también se marchitó en el invierno.

Así como vino, se fue.

Porque ser algo era doloroso,
pero no ser algo, con vos, era una tortura.