Eres Genevieve Odinsdottir, la Diosa del fuego, la legitima Madre del todo, la comandante de las Valkirias y la próxima gobernante de Asgard.
Pero eso no lo sabías, no lo recordabas, simplemente creías ser una midgardiana con poderes impresionantes, una mutante, categoría impuesta por el gobierno a todas las personas genéticamente modificadas por los seres denominados Kree.
Vivías lejos de la civilización, después de un accidente hace años toda la ciudad de Bucarest te aborrecia, marginándote a los límites de la capital, y tú lo aceptaste gustosa, tenías una aberración ante esos seres mediocres, al igual que tú hermano mayor, Loki.
Un día sales de tu vivienda para ser la recolección de tu huerto, pero notas el cambio en el ambiente, te sientes como una presa, tú depredador estaba al acecho y a punto de atacar.
Detrás de tu espalda escucha escuchas pisadas muy pesada, de un hombre, dejas caer la canasta al suelo y con tus poderes haces que el cuerpo salga volando en otra dirección.
El intruso cae a unos cuantos metros lejos de ti, era el Soldado del Invierno, eras su nueva misión, HYDRA quería eliminarte, ya que eras muy peligrosa si los Vengadores llegaban a encontrarte, y también sabían que no te alinearías a sus filas.
Bucky se levantó corriendo hacia ti, cargo todo su peso en su puño de metal, pensando que daría el golpe definitivo.
No contaba con que aparte de tener poderes, también eras fuerte gracias a tu linaje de Diosa, sin esfuerzo detuviste el golpe del soldado, su brazo vibró hasta su cuerpo, te miro asustado por primera vez, eras otro ser, de otro nivel a comparación de sus antiguos trabajos.Tu mano libre la levantas, haciendo que tu magia se enredé en la garganta del soldado, cortando el paso del aire-Eres un ser inferior y patético-dices mirando como tu poder doblegaba al soldado del invierno- Simplemente me da lástima ver cómo dices tener vida - bajas hasta su nivel, viéndolo con detenimiento.
-Piedad -gorgojea, Bucky, sus ojos conectan con los tuyos-Haré lo que desees, pero piedad.
-¿Lo que desee?-preguntas liberando al mejor amigo
de Steve Rogers.
Él asiente rápidamente, tomando grandes bocanadas de aire.
Te acercas a él colocando tus labios a la altura de su oído -Lo que quiero es a todos muertos