Capítulo 2: Un caso incomprendido

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Después del acto, todos gritaban con gran euforia, corrían al escenario para ver a la estrella del show, aquella que estaba volando en una cuerda, era un ángel junto un lazo colgado a su cuello.

—¡Un ambulancia! ¡Rápido!

La gente gritaba, pero no por admiración, sino más bien por la desesperación, pues nadie podía bajarla, nadie podía ayudarla, solo podían ver como era asfixiada por aquella soga y ella parecía tratar de salvarse inconcientemente, mientras poco a poco la luz de aquel telón era oscurecida por la sombra de la muerte.

Al final no había sonido alguno, la gente estaba atónita, asustada, solo había un gélido silencio hasta que el nudo de la cuerda se rompió por el peso, dejando caer un cuerpo inerte.

"Quiero observar a la muerte de cerca, para admirar la belleza de mi vida"

Decía un papel que se había encontrado en uno de los bolsillos de aquella señorita, junto a lo siguiente escrito:

"Ojalá nunca hubiera prometido darle una oportunidad a la vida, por lo menos tendría la decisión del suicidio, pero hasta la muerte me fué arrebatada. ¿Dónde está mi libre albedrío? Desde que tengo memoria vivo a costa de los deseos del ser humano. ¿Entonces acaso yo soy alguien indigno de ser humano? ¿Estoy corrompido por ello, por ellos? ¿tanto que ya no sé lo que es estar vivo? ¿Por esa razón ni siquiera merezco la muerte? No, yo si tengo derecho a morir"


Pronto vino una ambulancia y la policía, entraron en lo que era el aula de reunión de aquella institución, para observar un cuerpo en el antro del mismo, tirado junto a una soga que rodeaba su cuello.

—¿Pero qué carajos pasó aquí? —Preguntó uno de los policías

—Ella quería que sepan su decisión, según tengo entendido ella es la causante de que esta Universidad terminará con la peor de las reputaciones. —dijo el superior, para luego quitarse el sombrero —ahora sabremos porque lo hizo.

—Pero…si apenas es una niña, debe tener sus 17 años ¿como alguien podría hacer tal cosa señor? —preguntó nuevamente, pero el superior no respondió.

—Despejemos el área, hay que sacar a la gente de aquí…hay que encontrar la causa de su suicidio —exclamó en voz alta para que los demás lo escucharan —pero también llamen a sus padres.

En una institución de alto nombre, que hace poco había conseguido ser una de las universidades más privilegiadas de la ciudad, pero ¿por qué?...

NO ES CULPA, SOLO ES EGOÍSMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora