Quédate Conmigo [Changlix🐷🐥]

🐷🐥 5. Secretos. 🔞

Me disculpo por todo lo que viene a continuación. Lo siento 🔞

Capitulo 5: "Secretos"

— Espera un momento... esto está mal — trató de detenerlo, pero la sonrisa coqueta de este chico lo hacía temblar.

— ¿Te sientes culpable?

— Claro que si, hacer esto...

— ¿Si no te gusta entonces por qué lo hicimos antes y por qué lo hicimos ayer también? — dijo quitándose la camisa y empujando lo suavemente a la cama hasta que Hyunjin solo se dejó llevar.

— Porque eres así... — murmuró agarrando su cabello detrás de su nuca para empujarlo hacia su boca.

— También lo deseas - dijo sonriendo y sentándose sobre su regazo — Jinnie...

- Innie...

El Sentimiento de estar equivocándose permaneció incluso mientras se besaban, pero no fue suficiente para detenerlo. Sus manos se aferraron a la espalda desnuda del chico travieso y sintió que todo se nublaba en su mente. Era intenso y osado, como un pequeño cachorro queriendo jugar a ser cazado.

— Esta vez no dejaré marcas, pero en su lugar puedes dejármelas a mí...

— Jeongin...

— Hazlo.

No quería pensar en cómo comenzó su historia porque solo sentiría remordimiento. Lo único que podía sentir ahora era un calor incontrolable que nacía desde su pecho y continuaba hasta mas abajo de su estómago, causando una oleada de impulsos que lo hacían querer apegarse más y más al cuerpo de la persona sobre él que lo besaba apasionadamente como si no hubiese algo más delicioso que su boca. Lentamente se dejó manipular por él, dejándolo que lo desvistiera, que se moviera a voluntad sobre él tan atrevidamente como nadie lo había hecho jamás. Estaba realmente entregado a esta persona irracional.

— Me gusta...— murmuró Jeongin apoyando su frente en su hombro y deslizando suavemente su mano por su pecho y recorriendo lentamente el camino hasta su cadera en donde se detuvo - ¿Quieres que continúe? - preguntó en su oído.

— Mmm- asintió ahogadamente dejando que hiciera lo que quisiera.

En su habitación el único ruido que existía era el de sus besos, ignorando por completo su propia capacidad de arrepentimiento.

— Tú eres genial — fue lo que dijo Félix riéndose con las mejillas enrojecidas y tambaleándose del brazo de Changbin.

— Si, lo sé, soy genial, soy maravilloso.

— En serio, eres genial. Siempre estas para mí, incluso ahora me estas cargando.

Changbin suspiró acongojado y miró a sus otros dos amigos que solo sonrieron.