En un rincón de sombras y de heridas,
una historia de amor se despedía.
Una ruptura nacida del dolor,
donde el culpable fui yo, sin razón.
Me enamoré, sí, de aquel chico especial,
pero mi amor se tornó descontrol fatal.
Poseída por el miedo, celosa y tóxica,
temía perderlo, su presencia era mi única órbita.
En mi pasado, secuelas de la infancia,
donde manipulaciones y abandono eran constancia.
Las sombras del pasado me atraparon,
y en mi relación, mis demonios despertaron.
Olvidé que el amor es libertad y confianza,
y en cambio, sembré discordia y desesperanza.
Mis celos cegaron mi razón y cordura,
convirtiendo un vínculo en triste amargura.
Hoy reflexiono sobre mis errores y lamento,
porque en mi afán de retenerlo, lo perdí en el viento.
Aprendo de mis fallos, busco sanar las heridas,
liberando mi alma de ataduras y medidas.
Que esta poesía sea un canto de redención,
un recordatorio de crecer y encontrar la lección.
Que el amor sea siempre un lazo de libertad,
donde florezca el respeto y la felicidad.
Aprender de nuestras faltas es el camino,
para sanar, crecer y encontrar el destino.
Que en futuros amores, el pasado no nos domine,
y de nuestras cicatrices, nuevas fuerzas germinen.
