2. hell

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Desde el día en el que mi mamá nos presentó ante sus papás, Geto Fuyuko y ella se hicieron grandes amigas, casi inseparables. Al principio solo se prestaban cosas y se llevaban comida, después de eso, salían cada sábado a pasar una tarde de chicas. Le agradezco tanto a Fuyuko porque le devolvió a mi mamá un poco de esa luz que mi papá, el amor de su vida, le arrebató al engañarla. Ella era increíble con mi hermano y conmigo. En nuestros cumpleaños siempre nos daba un pequeño presente y nos invitaba seguido a comer. Hubo veces en las que me decía en broma que me consideraba perfecta para su hijo, pero él no estaba interesado. De hecho, llegué a sentir que nunca fui de su agrado.

Muchas veces intenté acercarme a él, pero siempre me evitaba. No había poder humano que lo hicieran voltear a verme, incluso cuando íbamos a comer a su casa, apenas me veía a los ojos y prestaba atención. Nuestras mamás también intentaron juntarnos en repetidas ocasiones, pero nunca hubo éxito. No sabía qué decir y mucho menos sabía que preguntar cuando me encontraba cerca de él, no quería verme demasiado intensa e incomodarlo, lo que hacía que él se pasara esos ratos viendo su celular y podía notar en su perfecto rostro ese aburrimiento que me hacía sentir insuficiente. Nunca existió una buena relación entre Suguru y yo, sentía que me odiaba, su actitud hacia mí era demasiado indiferente y hasta llegó a burlarse de mí muchas veces en compañía de sus amigos cuando venían a visitarlo. No sabía porqué, quizás era porque no somos de la misma edad y siempre me vio como una niña pequeña (que si lo era en ese entonces) a la que podía molestar cada que quisiera. Su rechazo me lastimaba demasiado y aún así, podía ver en su interior una persona dulce y llena de amor, aunque ante mis ojos demostrara totalmente lo contrario.

A pesar de todo eso, su existencia alegraba mis días. Me encantaba verlo desde mi casa cuando se encontraba en la calle estando con sus amigos, amaba ver su largo y negro cabello cuando empezó a dejarlo crecer, siempre creí que le daba una personalidad más fuerte y lo hacía ver increíblemente bien.

Cuando creía tener la oportunidad de poder acercarme, ocurría algo: Ya sea que iba en compañía de sus papás, o lo veía entrando a su casa con diferentes chicas bastante hermosas, o casi siempre estaba junto a aquel chico alto, bastante guapo y de cabello blanco que me causaba bastante curiosidad. Para este punto, nuestras mamás dejaron de intentar juntarnos y yo también perdí cualquier tipo de esperanza.

Pasaron años antes de que realmente hubiera algún acercamiento entre los dos.


4 de septiembre de 2021

Siempre me costó mucho trabajo hacer amigos, pero cuando entré a la facultad de medicina, conocí a mi mejor amigo. Nunca creí realmente en el significado de alma gemela hasta que lo conocí. Éramos afines en demasiadas cosas, solíamos pensar lo mismo y la mayoría de veces él terminaba por decir lo que yo pensaba y viceversa.

—Fushiguro Megumi, qué raro verte por aquí —le comentó mi mamá entre risas.
—Ya sabe usted que no tengo otro lugar a donde ir. Además, hoy es sábado de películas. ¿Quiere unirse a nosotros?
—Agradezco la gentil invitación, pero ya quedé en salir con Fuyuko y ya sabes que las películas de terror no son lo mío —le respondió. —Por favor, dile a Akira que ya voy de salida y que no llego tan tarde. Su hermano está con su papá, así que tienen la casa para ustedes.
—Muchas gracias, señora Mochizuki. Diviértase y con cuidado.

Se escuchó la puerta de la entrada cerrarse.

—¡Megumiiiiiiii! —grité desde el segundo piso. —¿Estás listo para deleitar tu vista con El ciempiés humano?
—Suena asqueroso, ¡pero claro que estoy listo!

Ya había escuchado de esa película. Decían que la mayoría de personas que la veían terminaban totalmente traumadas y no podían terminar de verla, motivo que me despertó un gran interés y obvio no me iba a quedar con las ganas de arrastrar a Megumi en ésto.

my one and only - Geto SuguruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora