Por fin acaban las clases, creo que el examen me ha ido bien, pero mejor no canto victoria no soy supersticiosa, aunque prefiero no arriesgarme.
Llegando a casa de Sebastián, me encuentro como no con sus queridos vecinos que no hacen otra cosa, que pasarse hablando de la vida de los demás o discutiendo entre ellos. Así que camino rápido delante de su casa y los saludos, aunque como están enfrascados en su pelea, no me hacen demasiado caso, cosa que agradezco.
Una vez llego a la puerta me dispongo a tocar al timbre, la fachada de la casa es de estilo rústico y por dentro tiene un aire entre la época del rococó y modernista. La verdad es que tiene muy buen gusto y experiencia ya que es ingeniero civil, que aunque ahora ya está jubilado en su momento no le fue nada mal en el mundillo de la arquitectura.
Cuando toco el timbre, no tarda mucho en aparecer, me da un fuerte abrazo y un beso y me invita a entrar. En cuanto entró no veo nada de lo que mencioné antes, nada más cruzar me encuentro con una rara muñeca de porcelana vestida con un camisón blanco, el pelo suelto y en una posición como de si estuviera descansando, pero lo que más me inquieta son los ojos entreabiertos.
Paso de largo intentado no mirarla, al seguir caminado escucho mucho ruido en la sala de estar y me encuentro, con cinco televisiones encendidas, cada una con distinta programación y aquí es donde empiezo a sentirme entre preocupada y nerviosa.
Me dice de sentarnos y aquí si ya tenía nervios, en esta parte ya era más bien preocupación, ya que de la nada me empieza a contar lo enfermo y solo que se siente durante varios minutos que a mí se me hacen horas, hasta que empieza a quedarse dormido y en un instante ya estaba roncando.
Yo aprovecho entonces para mandarle un mensaje a mi madre, diciéndole lo ha pasado, pero enseguida veo por sus respuestas que no le interesa, así que me molestó y paso de ella.
Y aquí es donde ojalá, hubiera agarrado mis cosas e ido, pero decidí "investigar" y ese fue mi error.
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Claroscuro
Short StoryLa simple visita a la casa de un conocido se convierte en una sombría experiencia.