El cielo resplandecía, radiaba tan fuertemente qué parecía un día perfecto, era un día perfecto.Estaba parado con un ramo de flores, tulipanes, para ser específicos.
Unos lindos tulipanes, casi tan bellos como ese día.Sentía sus piernas temblar, el aire le asfixiaba y su mente le gritaba. En menos de siete minutos llegará su amado, un lindo chico con ojos negros y sonrisa de perlas.
El momento llegó, el de beanie le saludaba con una hermosa sonrisa, mostrando los más perfectos dientes qué alguna vez haya visto.
"¡Will!"
Saludó el chico de cara bonita."Quackity... Uh, hola"
Cada palabra dejaba ver su nerviosismo."Te noto nervioso, ¿estás bien?"
Preguntó preocupado."Ahora que estas tú aquí sí. Uh, toma, son para ti, espero te gusten"
Extendió su mano con el ramo, mientras volteaba su cara que estaba pintada de un rosa carmín."Gracias, son muy lindas, casi tan lindas como tú"
Miraba con brillo en sus ojos aquellas flores entregadas."Gracias"
Murmuró
"¿Quieres dar una vuelta?"
Extendió su mano, la cual fue aceptada."Por supuesto"
Luego de un rato, cuando ya atardecia, pararon en un pequeño parque, solitario, por su puesto.
Con su corazón en la garganta, con sus manos temblando y en su tono severo nerviosismo, Wilbur exclamó:
"Quackity, desde el primer momento en que mis ojos se encontraron con los tuyos, supe que te iba amar, tan fuerte que casi duele.
También supe que serías mi razón de seguir adelante, soñando y siendo mi razón de despertar cada día.
Quackity, si tú me lo concedes, quisiera, no, deseo que seas mi pareja, seas esa personita con la cual comparta mis momentos de felicidad y tristeza, la persona que piense antes de dormir y la primera al despertar, aunque, bueno, eso ya lo haces.
Quackity, ¿me consederías el honor de yo ser tu pareja?"
Preguntó."Yo... Sí quiero ser tu novio, Will"
Ahí fue donde empezó su infierno.