Informante

363 50 4
                                    


-"No puede ser real" - pensó incrédulo y por un breve instante el dios griego.

No quería engañarse a si mismo.
Al menos, no otra vez. Sin embargo, todas sus dudas empezaron a despejarse cuando vió los ojos del samurái.

Esa mirada ámbar transmitía la verdad de cada palabra pronunciada. Kojiro había roto una barrera que él había intentado fortalecer desde la primera vez que se conocieron.

Esos ojos lo volvían indefenso. Sobre todo porque los matices avellana que tomaban aquellas pupilas delataban el sentimiento que trataba de negar.
Había visto tantas emociones en aquel humano, desde el miedo y el desafío hasta la empatía y la felicidad.

No pudo apartar en ningún momento la vista de Sasaki porque se sentía sumamente feliz.

-¿Estar a mi lado? - susurró para sí mismo casi sin aliento. Sus propios nervios lo estaban traicionando.

Hades avanzó lentamente hacia el humano, conforme se acercaba, más crecía la certeza y el valor para aceptarlo todo.

Sasaki Kojiro quería estar a su lado.

Después de lo que había pasado entre ambos, debía responderle.

Por su parte, el samurái aún sentía el ritmo acelerado de su corazón. Miraba con atención cada uno de los movimientos del dios. Nunca pensó que liberaría las emociones que mantenía en su corazón por alguien más. En el fondo, sabía que no era una declaración adecuada, después de todo Hades era un dios olímpico. Pertenecía a uno de las panteones más importantes de la historia de todo el mundo. Incluso tenía el título del Rey del Inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo.

Y finalmente, era un dios respetado por los demás. La raíz de esa convicción era su inteligencia, su valor y aprecio por la familia. A diferencia de Poseidón cuyo respeto provenía del miedo. Los dioses le temían y evitaban estar cerca de él.

Ambos eran totalmente diferentes y aún así estaban relacionados para siempre.

Hades le provocaba una infinidad de dudas y certezas. Mientras estuvo recuperándose su mente divagaba en la decisión que tomaría el inmortal.

¿Era posible que un Dios amara a un mortal como él? ¿Al asesino de su hermano y conocido como el mayor perdedor?

Sasaki Kojiro sentía que debía sincerarse consigo mismo. Esperaba que sus palabras hubieran sido suficientes para llegar hasta él. Fuera cual fuera la decisión de Hades, el estaba enamorado.

Unos segundos después, cuando Hades estuvo frente a Sasaki, Kojiro no pudo reaccionar. Su cuerpo lo traicionaba al punto de no obedecerlo. Quería decir algo, lo que fuera para romper el silencio incómodo entre ambos.

Mientras que el dios griego miró por un instante aquella reacción. Y sin dudar decidió acabar con su propia incertidumbre de una vez.

Acortó la distancia abruptamente, con un instinto casi animal. Y lo primero que hizo fue descender hasta los labios del japonés.

Fue un contacto sutil al principio, medido y anhelante. Hades era cuidadoso y Sasaki lentamente correspondió aquella caricia.

El japonés nunca había besado a alguien en el pasado pero eso no era impedimento para responder.
Suavemente su boca fue invadida por los labios del dios. Con su manos había tomado el rostro del humano mientras lo besaba despacio y con delicadeza.

Cuando Sasaki lo aceptó, Hades no pudo mantener más su autocontrol. Aferró su cuerpo al del mortal mientras éste colocaba sus manos alrededor de su cuello en un abrazo que le permitía mantenerse de pie.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora