6. Encuentro

12 2 0
                                    

Sábado, 20:18 pm

La tarde estaba prácticamente más tranquila de lo normal, dos semanas habían pasado desde el último caos que habían cometido, la emboscada.
Dos semanas sin hacer crímenes por la vigilancia policial en las calles y distritos en barrios callejeros, donde se oculta la mercancía de armas y drogas, un lugar que no parece seguro pero lo era, el más seguro por el momento.

Horacio estaba sentado en el sofá de su casa, aburrido de no poder hacer nada, pensando en muchas cosas por el tiempo libre que tiene, pensando en el policía que mató para salvar a dos de los suyos, pensando en aquel jefe de policía tan jodidamente atractivo y que le resultaba extrañamente conocido, pensando en el sapo al que no pudo torturar y su último sexo con Collins. Eso pensaba, no sé si será cierto.

Escondido en su propia casa, como una serpiente que no sale hasta que quiera ir por su presa.

- Tengo que salir de aquí... -dice agobiado, llevándose del sitio-

- No deberías, aún no. -aparece Gustabo-

- ¿Dónde estábas? -pregunta H desconcertado-

- Fui a ver la Ciudad. -responde sin interés-

- Al manos avisa. Podría ir contigo sino fuera porque soy jefe de esta mafia... Apenas tengo tiempo para otra cosa.

- Tienes que salir también Horacio -mira detrás suya- ¿No hay nadie más aquí, no?

- No.

- Menos mal, siempre se me olvida que tengo que llamarte Dan.

Horacio suspira y agita la cabeza de un lado a otro con suavidad, mirando al que siempre había estado a su lado desde que son niños pero desapareció sin dejar rastro. Ahora estaba ahí, de pié en la puerta de su casa.
Caminó hacia él viendo que el rubio no se movía, este estaba expectante a lo que haría el moreno. Horacio lo estaba abrazando y era correspondido unos segundos después, Gustabo no entendía su repentino abrazo pero lo aceptó con gusto, esperando una posible charla o regaño por parte del otro, por desaparecer sin decir nada y volver de la misma manera, pero nada de eso pasó, Horacio dejó de abrazarle y le dijo que saldría a comprar la cena, algo que extrañó bastante al rubio, ¿Porqué salir a comprar cena, cuando tiene contrato cocineros que le cocinan las 24h al día?, Gustabo estaba informado de todo eso gracias a algunos trabajadores del local.
Para el rubio también era aburrido estar dos semanas aquí dentro sin saber que hacer, pero ahora sabía muchas cosas, entre ellas que Horacio tenía cocineros privados a su disposición, a cualquier hora del día, tarde y noche. Ahora sabía que el local donde se quedaban a dormir no sólo era un hogar donde dormir y comer, era un local enorme con habitaciones de todo tipo, sus favoritas eran las de juego, las máquinas, las mesas, todo tipo de juegos donde gastar dinero y pasar un buen rato de diversión.

Mientras el rubio entraba a una de estas habitaciones donde gastar, Horacio caminaba por las calles oscuras y silenciosas del lugar, yendo a una tienda cercana para comprar ingredientes y hacer su cena la noche de hoy.
Al llegar a la tienda empezó a observar las estanterías, suspirando al no encontrar nada interesante, agarró una lata de fabada y se dirigió a las neveras para agarrar una Coca Cola 0. Se haría arroz con fabada y si quedaba con hambre pediría algo más a sus cocineros.

Horacio iba a salir del tienda con todo pagado cuando chocó con alguien, un hombre con intención a entrar a la misma tienda que él salía. Al cruzar miradas se dió cuenta al fin, ese rostro que se le hacía conocido era el de Volkof, Horacio pensó si realmente era él o si era alguien parecido, tal vez un familiar o nada que ver, fuese lo que fuese no se resistió y le preguntó antes de que entrase a la tienda.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 17, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝔼𝕝 𝔹𝕚𝕖𝕟 𝕪 𝔼𝕝 𝕄𝕒𝕝 🦋 [𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐❦] -ACTUALIZANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora