Gratia plena ✞ <OS - seungin>

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Desde que tengo memoria he ido a la iglesia, mi mamá se ha esforzado mucho para que yo sea un buen católico, me enseñó a rezar desde muy pequeño, se aseguró de que tuviera mis sacramentos completos y esas mierdas, y mientras hago fila para confesar mis pecados no tengo ni idea de qué decirle al sacerdote, no hay algo de lo que me arrepienta, creo realmente que todo lo que he vivido es quien me hace ser el Seungmin de hoy.

Llevo más de una hora en espera, siento la rabia bullir en mi estómago, es una mierda ser psicosomático, tengo cosas mucho más importantes por hacer que esperar para que un viejo desconocido escuche mis intimidades, pretenden que le cuente cosas tan personales que no me animo a compartir ni si quiera con mis amigos. Todo porque mi tía la religiosa viene de visita y mamá quiere demostrarle la bonita familia tradicional que somos, pura mierda.

A dos personas de que sea mi turno de pasar el padre se levanta y se quita su estola, genial, vine aquí a perder mi tiempo, volteo a ver a mamá con una sonrisa de superioridad porque se me cumplió el deseo de no confesarme, pero al momento de conectar miradas ella se da vuelta y sigue al sacerdote, veo que platican un momento, después se acerca a mí mientras el hombre se mete a un cuarto de la iglesia.

– Ve para allá, te va a confesar rápido, y pon buena cara que esto es para tu salvación, es por tu bien.

No puedo creerlo, en serio pidió una confesión extra. Ni si quiera tengo algo específico qué decir, por unos segundos mi vista se nubla de tan enojado que estoy y no tengo otra opción más que adentrarme a ese cuarto.

Ahí está el sacerdote, dándome la espalda mientras inspecciona unos frascos, se gira cuando me aclaro la garganta, me sorprende lo joven que es. Indica con un gesto que tome asiento en una de las dos sillas que hay en esa habitación mientras él ocupa la que queda libre.

– Ave maría purísima.

– Sin pecado concebido.

– Dime, sobre qué quieres pedirle perdón a nuestro Señor.

Me es imposible no soltar un bufido

– Ni idea, mi madre debería venir y decirle cuáles son mis pecados – en el momento que termino me arrepiento mucho de lo que dije, si este va y le dice a mi madre sobre lo que dije, me desollan vivo. 

Pero el sacerdote solo me sonríe, y siente con la cabeza.

– Es bastante obvio que no querías confesarte. – dice mientras suelta una risita.

– Lo siento, nada en contra de usted, es solo que mamá se pone muy pesada cuando se trata de la iglesia. – No puedo evitar soltar la frustración que sentía.

– Bueno, estoy seguro que tu mamá tiene las mejores intenciones, trata de entenderla, ella quiere que tu también alcances la salvación, que goces de la vida eterna. – sin quitar nunca esa sonrisa de zorro, extendió su mano hacia mi coronilla y me dio la absolución – no te lo tomes personal, ella te ama y eres buen hijo por algo estás aquí. ¿Cuál es tu nombre?

– Seungmin. – Fue bastante agradable y conciso, me agradó el padrecito.

– Yo soy Jeongin.

Nos despedimos con un gesto de manos y al salir lo único que deseaba era llegar a casa y tirarme a dormir.

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A veces me llegan los sentimientos de culpabilidad después de masturbarme, aunque ahora el motivo de mi vergüenza es porque vamos tarde a la iglesia por mi culpa, debemos volver a confesarnos. Pero no estaba en mis planes que mi escritora favorita haya publicado un nuevo relato erótico 30 minutos antes de la hora que debíamos salir, definitivamente no es mi culpa que haya sido tan bueno que me enganché y que haya tenido que encargarme del desastre de humedad que quedó entre mis piernas después de terminarlo.