Lo único que puedo escuchar es la música ensordecedora que suena a todo volumen desde los parlantes de la cocina, las luces led me marean aunque también ayudan los tres vasos de vodka que tengo en mi organismo.
La casa es bastante grande, la sala de estar que ahora sirve como pista de baile está repleta de gente bailando y bebiendo.
Justo a mi izquierda hay ventanales del piso al techo que dejan ver hacia al también gran jardín, no hay piscina, pero si una bañera de hidromasaje que justo ahora está ocupada por cuatro personas.
Me siento mareada y eso es un indicativo de que necesito parar de beber ya si quiero recordar algo de esta noche mañana, las luces de la fiesta parpadean y cambian de color desorientándome, estoy más acostumbrada a la sensación de lo que quiero admitir.
Otro día y otra fiesta diferente, pero al mismo tiempo igual a todas las demás y aun así sigo viniendo a cada una de ellas, pero ¿qué otra cosa hacer?, ¿Quedarme en mi casa sola viendo las paredes?, o mejor aún, ¿decidir por fin que quiero hacer con mi vida y entrar de una vez a la universidad?
¿Pero como culparme?, siempre lo he tenido todo, o al menos todo lo que he querido y necesitado, sería difícil no tenerlo teniendo a uno de los empresarios más influyentes del país como padre, tratando de recompensarme por su ausencia y aunque no lo admita por el obvio desinterés de su esposa con su propia hija.
Qué vida tan dura, ¿verdad? Las personas siempre de inconformes, la pobre niña se queja teniéndolo todo, o bueno todo menos la mínima atención de sus padres, uno por falta de tiempo y el otro por... por qué simplemente no le interesa.
Me levanto del sillón ayudándome con el respaldo para no perder el equilibrio, tengo la boca seca y al intentar beber de mi vaso lo encuentro vacío, no recuerdo haberlo tomado lo que rectifica que debo parar ahora.
Decidida a buscar algo que tomar que sea preferiblemente agua, comienzo a avanzar hacia la cocina.
Después de esquivar a, por lo menos, cinco personas ebrias llegan a mi destino, me acerco al refrigerador, lo abro y saco una botella de agua, después de abrirla me la bebo en menos de treinta segundos, había olvidado lo sedienta que estaba.
Me seco la boca con el dorso de la mano y dejo la botella en la isla de la cocina para luego apoyar mis manos en la encimera sintiéndome mucho mejor y teniendo la cabeza un poco, solo un poco más despejada.
Lista para irme de una vez de este lugar me aseguro de tener el control de mi auto en el bolsillo de mi chaqueta, una extraña costumbre. Ya segura tomo otra botella de agua para el camino y me dirijo a la salida, agradecida de que la entrada se encontrara en el pasillo de mi derecha y no necesitara cruzar de nuevo la sala.
- ¡Lise! - oigo que me llaman, estando a unos pasos de la puerta y reconozco la voz de inmediato.
Antes de verlo sabía que se trataba de Sean, años escuchando sus gritos ya me hacía experta en reconocerlos.
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THE RULES
Teen Fiction"Las reglas se hicieron para romperse" esa frase que; al menos, hemos escuchado alguna vez en nuestras vidas, pero ¿Qué tan cierta es?, y ¿Hasta qué punto es válida? Se supone que están allí por algo, pero la verdad no he llegado a ningún lugar sigu...