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Miércoles, me había dormido algo tarde así que tenía un poco de sueño, sentí un deja vu cuando bajé con la intención hacerme un café y vi a Violeta con una taza de té en la mano

-Buen día -me dijo

-Buen día -le dije -¿Hay café?

-Sí hay, fíjate por ahí -señaló una estantería de un color marrón algo rojizo

Cuando la abrí, efectivamente, había café, lo saqué y empecé la preparación. Violeta no se había ido, estaba apoyada sobre la mesada, mirando para otro lado

-¿No sentís un deja vu? -me animé a preguntarle

-Sí, lo siento -sus respuestas eran tan cortas y misteriosas

-Me acuerdo cuando yo te gustaba -me pareció un buen momento para hablar de eso

-Yo también me acuerdo, que tonta era

-Bastante

-En esta cocina manchaste mi zapatito blanco

-Perdón por eso, no sabía lo que hacía -realmente me lo replanté una y otra vez y nunca encontré respuesta a mi acción

-Perdoname a mí, te moleste por todo el tiempo que estuviste acá -sonó muy decidida, tanto que parecía todo planeado

-Te perdono, ya está en el pasado -me reí -Pasado pisado

-Eso creo, ahora es divertido acordarse de eso -dio una pausa -también da vergüenza

-¿Te acordás cuando te vestiste de una chica gótica? -Violeta soltó una risa

-Ay, no tenía pensado acordarme de eso

-Lo siento por traer esos horribles recuerdos

-Tarde toda la mañana en maquillarme, en ese tiempo no me gustaban mucho los colores oscuros

Estaba terminando mi café cuando vi como Violeta sacaba otro saco de té de la cajita

-¿Vas a tomar dos?

-Este es el tercero -sonreí queriendo que sea una broma, pero confirme que no lo era cuando vi el tacho de basura con dos saquitos ya exprimidos en su interior

-¿No es mucho tres?

-La tercera es la vencida

-No tiene nada que ver -dije casi quejándome

-¿Cómo va tu vida, Simón? -era tan extraño sentir su voz pronunciar mi nombre

-Estudio abogacía

-Que raro -Violeta movía su saquito de té de haya para acá dentro de la taza -Pero sí tenes cara de abogado

-Gracias ¿Vos que pensás estudiar o que ya estudias?

-Pensaba estudiar Artes

-Seguro te va bien -le alcance el azúcar

-Gracias, por eso y por el azúcar

-De nada

Lentamente puso dos cucharadas dentro de la taza, su mano temblaba, mezclo y saco el saquito.

-El saquito de té se saca antes de poner el azúcar -le repliqué

-No es cierto -sonrío y me miro

-Te lo juro

-¿Me lo juras?

-Sí -en ese momento juré algo tan estúpido

Tiro el saquito al tacho y revolvió un poco más -¿Qué hay del amor en tu vida cotidiana?

-Tengo una novia -novia a la cual no vería por tres meses ¡Que sufrimiento!

-¿Vos la tenes a ella o ella te tiene a vos?

-¿Qué? -no había entendido nada

-Acabas de decir que tenes una novia, ósea que es tuya, decime, vos de ella ¿Qué sos?

-Bueno… su novio -tuve dudas de haber respondido eso, pero ya lo había hecho

-¡Ahí está! Vos sos de su propiedad

-Bueno no es tan así -estaba empezando a entender

-Solo una manera de decir dirás, pero que pasa si una amiga de “tu” novia dice “ella es MI amiga” ¿Qué harías? Se supone que ya es de tu propiedad y vos de la suya

-Violeta -su nombre retumbo en mi cabeza -es solo una manera de decir

-Lo sé, pero nadie se plantea eso -dio un sorbo a su té y se sentó

-Es algo interesante -me di cuenta que aún no había ni tocado mi café, así que al igual que ella pegue un gran sorbo -¿A vos como te fue en el amor?

-Estuve con alguien a los 17, el fue mi primer beso

-¿Primer beso a los 17? Ja, el mío fue a los 16

-Sí yo no lo considero una competencia no vale -se notó su pequeña bronca ante mi comentario, supo cómo responderme

Recordé de donde Violeta había sacado las galletas el día anterior, saqué unas dos, no solía tener mucha hambre en las mañanas, sobre todo si eran de calor como aquella, en cambio mi acompañante acerco su mano a la bolsa y sacó cinco galletas, las cuales apoyo una encima de otra con mucho cuidado.

-¿El chico con el que estuviste a tus 17 años era mayor qué vos?

-No, tenía mi edad

-Entonces ¿Qué fue lo que me viste a mí? -mis preguntas eran cada vez más

-En ese entonces yo solo quería estar con alguien, realmente nunca me daba el tiempo para conocer a nadie, el simple de hecho de poder decir “tengo pareja” me fascinaba -hablaba con tanta fluidez sobre eso

-O sea ¿Yo solo te parecía atractivo o te gustaba?

-Me gustaste, sí, pero lo que más quería era atención, mucha, muchísima atención, solo para mí - sonó muy egoísta de su parte, pero lo acepto y eso fue increíble

-¿Atención? ¿No tenías suficiente atención con tus padres? Ellos te compraban todo lo que pidieras -no quise sonar cruel, pero fue algo un poco inevitable

Violeta frunció los labios y pensó hasta decir -A veces la atención material no es la que uno busca de parte de su familia

Tenía tanta razón que no quise dársela, había algo que me lo impedía, tal vez era el pequeño odio que todavía le guardaba.

-Hay algo diferente en vos -fue lo único que mi boca largó

-¿El pelo?

-No, tonta

Violeta soltó una risita tapándose la boca

-Hay algo más

-Cuando lo encuentres me avisas que es -ella se había acabado su té y yo aún con mi café tibio, casi frío

De repente Antonio apareció corriendo desde el patio, con una rana en la mano

-¡Violeta! ¡Mira lo que encontramos con Benjamín! -¿Benjamín? Pero si Benjamín le tenía miedo a las ranas, mire con atención al animal

-Eso es un sapo, Ñanto –“Ñanto” era como Violeta le llamaba a su hermano, un apodo algo original

-¿Un sapo? -la decepción invadió la cara de Antonio y miro al animal detenidamente -¿No es lo mismo? -su hermana negó con la cabeza sonriéndole

-Estudia, cabeza hueca -toco su cabeza con un golpecito -Vení ¿Querés que busquemos una rana?

-¡Sí quiero!

-Tengan cuidado con Benjamín, le tiene miedo a las ranas -ambos salieron rápido, dejándome solo, lo más probable es que me hayan escuchado

Mi café estaba frío así que lo tiré en el lavaplatos y lavé la taza, no tenía ganas de hacerme otro así que se podría decir que desayuné a medias.

Fue una buena charla mañanera, desde ese momento Violeta y yo nos hicimos más cercanos.

Cuatro años, Tres meses - Vera PonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora