EL TIMBRE resonaba continuamente por la habitación, molestando e interrumpiendo mi sueño. Eran las... ¿ocho menos diez? Bastante temprano para que alguien me ocupara justo ahora.
A regañadientes me levanté de mis cómodas sábanas para ir hacia el teléfono.
¿Sí? ¿Con quién hablo?
Aún con los ojos entrecerrados por la luz que penetraba en mis ojos, contesté, apoyada en la pequeña mesita que había ahí.
¿Esta es la dirección de... Lia Lluna?
Sí, aquí es, ¿qué se le ofrece?Ahora estaba completamente despierta, mis ojos abiertos correctamente y posando mi peso sobre las plantas de mis pies.
Prestando atención al señor que aún no sabía quién era, escuchando detenidamente sus palabras.
Usted a sido aceptada en la academia Hochschul e für musik, Karlsruhe. Esperamos esta misma mañana a las diez que esté aquí para la prueba de voz.
¿Que había sido QUÉ? La llamada finalizó, yo boquiabierta y mis manos soltando el teléfono, cayendo al suelo y resonando, las palabras que había dicho aún rondaban por mi cabeza.
"Has sido aceptada" "Has sido aceptada"...
Tapé con mis dos manos mi boca para no soltar un grito, saltaba emocionada por toda la habitación en un grito silencioso (según yo).
Respiré hondo, bueno, todo lo que pude. Minutos después de estar empanada viendo un no sé qué, volví a mi yo.
¿Aceptada?
¿Yo aceptada en una academia que ni sé cómo hice apenas el examen que me entregaron? Todo eso ahora no importaba, había sido ACEPTADA.
Fui a paso rápido al baño, mirándome en el espejo antes de lavar mi cara con agua con rapidez. Los cables de mi cabeza en estos momentos se juntaban.
En menos de minutos ya estaba vestida, ya eran las nueve y yo había olvidado completamente que tenía una carrera musical respirándome en la nuca.
El camino era algo largo, por eso las prisas.
Saliendo de casa, casi ni me fijaba, cosa que arrepentí al momento. Un chico de rastas que iba pasando con... ¿dos o tres personas más? No lo sé, pero chocamos y todas mis cosas cayeron.
-¡Mira por dónde vas! — El chico alzó la voz, molesto por lo que acababa de pasar, pero rápidamente se le pasó por el codazo que su hermano gemelo le había dado — ¿Hmm...?
-Perdona a mi hermano, ¿estás bien? Déjame ayudarte — El gemelo se agachó, recogiendo los cuadernos junto a las hojas que me pertenecían, ayudándome a levantar, agradecí ese gesto — Estamos un poco apurados, que te vaya bien.
Con una sonrisa se fue, también con los otros dos chicos y el bobo ese que ni perdón me había dicho. Pero da igual, tenía QUE DARME PRISA.
Veinte... Treinta minutos. Finalmente en la entrada, entré y el olor ya entraba por mi nariz, olor a café junto con libros.
Muchos instrumentos sonaban, pero sonaban como si susurraran. Rápidamente una señora me atendió, buscando mi sala de espera.
H-23, tenía que ir a la H-23. Con indicaciones entre a la pequeña sala.
¡Sorpresa!
Ahí estaba el chico que anteriormente había chocado con él, junto con el afable gemelo que sí me ayudó.
Él sí me sonrió, los otros dos chicos que aún no sabía qué apodo ponerles juzgando su personalidad porque nisiquiera me hablaron, solo me dirigieron una pequeña sonrisilla.
Y el otro idiota solo suspiró con desagrado al verme y apartó la mirada. Me pegue en el interior para no sacar un golpe sin querer en su molesta cara.
Solo suspire, me di ánimos mentalmente y agarre el único sitio que quedaba, al lado del pelinegro...
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𝐓𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐢𝐬 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐚 𝐰𝐢𝐭𝐧𝐞𝐬𝐬
FanfictionVolando por la habitación con ese blunt que te prendiste. Soñando con el colocón, que todo va bien y que tiro los blíster. Mi vida a tu lado se jodió, y ahora tengo el alma llenita de quistes. Cada vez que veo mis ojeras, maldigo el día en que me la...