midnight rain ; au yoonmin

sesenta y tres

Jimin fue casi el último en salir. Bajó las escaleras de piedra y miró hacia el cielo nublado con asombro. Estaba seguro de que en la mañana no estaba así. No veía las noticias así que del pronóstico no sabía nada, a menos que se lo avisara su celular. Suspiró, se puso los auriculares y guardo su celular en uno de los bolsillos traseros de su jean.

Dió mediavuelta y solo logró hacer tres pasos cuando, de pronto, se obligó a sí mismo a detenerse en seco. Un calor familiar se extendió por su pecho y su corazón comenzó a latir con una rapidez alarmante en su pecho.

No hizo falta que aquel chico se quitara el barbijo para reconocerlo, podía ver sus ojos desde ahi y supo quien era en un instante pero, ¿cómo era posible? estaba soñando de nuevo, no podía estar pasandole esto. Los ojos se le llenaron de lágrimas y contuvo la respiración cuando la persona comenzó a caminar hacia él.

No podía moverse. Justo como en aquel sueño, estaba inmóvil.

Yoongi se sacó el barbijo cuando llegó hasta él. Jimin lo observó con la nariz roja, los ojos llorosos y la mandíbula temblante. Yoongi luchó para contenerse y no besarlo ahí mismo al verlo de nuevo... tan hermoso como la última vez que lo vió.

Le ofreció el ramo de flores de nube, Jimin no se movió. Sólo podía observarlo ahí, inmóvil.

Yoongi tragó saliva y se obligó a sí mismo a hablar a pesar de tener un gran nudo en su garganta.

—No sabía cuáles te iban a gustar. Pero estas son lindas y no sé por qué pero me recordaron a vos-

—¿Qué haces acá, Yoongi? ¿Te volviste loco?

Yoongi pestañeó y vió como las lágrimas de Jimin caían por sus mejillas, sus propios ojos comenzaron a arder.

—Yo... te quería ver. Hablar con vos.

—Dios... —el rubio se llevó ambas manos a sus ojos y sollozó— Seguro yo me estoy volviendo loco, la puta madre...

El mayor negó, acercó su mano y rodeó la muñeca de Jimin para que dejara de presionar sus ojos. Jimin se soltó rápidamente del agarre dando un paso hacia atrás.

—No me toques.

—Jimin-

—¡No! ¿Te pensas que podes volver así como si nada cuatro años después de que me dejaras? ¿esperando qué? ¿qué te perdone? —soltó una carcajada sin gracia— Vos no sabes lo difícil que fue para mí. No, no puedo no.

Yoongi sintió sus ojos aguarse.

—Para mi también fue difícil...

—¿Si?¿Vos sabes lo que fue ver como todos te miraban con lastima? Sentir que no importa cuanto te esforzaras por ocultarlo, todos podían ver a través de vos y ver tu dolor, tu enojo. —suspiró entrecortadamente— Me vas hacer tirar estas tres semanas de terapia a la basura.

Yoongi se acercó más a él. Ansiaba el contacto, sentía frío.

—Todo lo que hice fue por vos, Jimin.

Jimin abrió mucho los ojos con lágrimas, indignado.

—Ah, ¿ahora es mi culpa?

—No estoy diciendo eso, escucha, yo no tenía nada, Jimin. Nada para ofrecerte, vos eras tan hermoso y amable siempre y yo sólo era un pelotudo que no tenia un peso, ni mis papás me soportaban por eso me dejaron con mi tio, ya lo sabes. —Jimin cerró sus ojos y negó lentamente, Yoongi sintió una lagrima caer de sus ojos. Estaba comenzando a desesperarse— Hacer música fue como un mimo al alma para mí. Me distraía y me hacía re feliz hacerla, venderlas y escuchar a otros cantarlas... Después llegaste vos, amor. Y... y me olvidé de la música y vos empezaste a ser todo para mí y no me molestaba pero sentía que no era suficiente. Necesitaba hacer más que amarte, darte todo lo que te merecías.

Jimin negó mirándolo con las mejillas sonrojadas.

—Lo único que necesitaba era a vos, Yoongi.

Yoongi también negó rápidamente con desesperación en los ojos.

—Por eso me fui. Para ser algo más que un fracasado de mierda... no funcionó porque todavía lo sigo siendo, pero por lo menos ahora soy alguien y puedo darte todo lo que vos quieras, Jimin. Trabajé una banda para ser quien soy ahora, me rompí el hombro aprendiendo a bailar, tuve que soportar el desprecio de muchos por mi orientación sexual, los rumores pelotudos, pero... pero ahora soy alguien.

Jimin sonrió mordiéndose el labio, la sonrisa no llego hasta sus ojos heridos.

—¿Y de qué te sirve todo eso ahora si ya no me tenes?