14.MEW

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—Creo que se me olvidó presentarme —dice el instructor—. Me llamo Matt. —Los dos agarramos los arneses de seguridad y los aseguramos sobre nuestros cuerpos—. Será más difícil hablar mientras conducimos, pero si necesitas algo solo dímelo.

—Gracias.

—Tu amigo pagó unas cuantas vueltas extra, así que estaremos aquí más tiempo que las dos originales.

—¿Por qué no me sorprende? —digo, más bien para mí mismo. No necesitaba preguntar a qué amigo se refería, porque sabía que solo había un hombre obsesionado con mimarme—. Tiene la mala costumbre de gastar demasiado.

—Esto vale totalmente la pena —dice, acelerando el auto.

Al mirar por la ventana, me encuentro con que todos me miran, pero yo solo tengo ojos para él. Solo he tenido ojos para él. Sin preocuparme por nada, le guiño un ojo. Te amo.

Hay algo en moverse a una velocidad ridícula que te hace sentir absolutamente liberado. Puede que no esté haciendo el trabajo duro o concentrándome en conducir realmente, pero por primera vez en mucho tiempo, cada parte de mí se siente libre.

Mientras la velocidad del auto aumenta, y mi cuerpo se inclina y rebota con cada deslizamiento y giro, mi sonrisa crece. Cierro los ojos, apoyo la cabeza en el asiento y me permito sentir.

Soy feliz y no encuentro en mí la posibilidad de sentir otra cosa.

Aparte de Matt, estaba solo por primera vez en todo el viaje. Yo y mis pensamientos y todo lo que había ocurrido estos últimos días.

Todas las emociones, grandes y pequeñas, flotaban en mi cabeza y llenaban mi corazón. Nunca me había dado cuenta de lo desincronizado que estaba conmigo mismo. Por culpa de nadie más que de mí mismo, había pensado que era feliz, pero esta vez con Gulf solo demostró que todo lo que había sentido antes no era feliz.

Soy muy consciente de lo terrible que suena eso y de lo injusto que es para Elena, pero la dura verdad es que esto no se trata de ella.

No ha hecho más que amarme. Incondicionalmente. Y la realidad es que la quiero, pero no lo suficiente. No tanto como ella merece y no de la misma manera que amo a Gulf.

Y aunque el amor que siento por él no borra la vergüenza y el arrepentimiento que supone hacerle daño —porque todo esto le hará daño—, no puedo volver atrás.

No puedo fingir que nada de esto sucedió; no como la primera vez que estuvimos en Las Vegas, y no como la primera vez que nos besamos.

Ninguno de nosotros merece vivir en una mentira, y por fin lo estaba aceptando. Nadie ganaba si me quedaba con Elena mientras mi corazón pertenecía a Gulf.

Era una elección con tres consecuencias muy diferentes que cambian la vida.

Y no quería consecuencias. Quería un sinfín de posibilidades. Un futuro. Un maldito feliz para siempre.

Lo quería todo. Con él.

Salgo de mis pensamientos, mis ojos se abren de golpe, cuando siento el inoportuno deslizamiento lateral del auto al tomar una curva. Espero que el instructor reposicione el auto, pero cuando sobrevira y el vehículo sigue girando en círculo a gran velocidad, sé que las cosas no pintan bien.

Me vuelvo para mirar a Matt y veo cómo aprieta el volante, cómo sus nudillos se ponen blancos y se esfuerzan, y cómo sus piernas intentan manejar el embrague y el freno, mientras trata de someter el auto. Pero cada intento de recuperar el control parece inútil.

Un humo espeso y con olor a goma procedente de los neumáticos empieza a salir de los bajos del auto, bloqueando la visión de mi entorno. La velocidad y la dirección del auto ya no es algo que pueda medir por el torbellino de la vista que nos rodea, solo sentirlo mientras mi corazón se acelera dolorosamente dentro de mi pecho y mi estómago se hunde como si estuviera en una montaña rusa.

Matt grita palabras en sus auriculares, pero mi cerebro no puede unirlas para formar una frase. En su lugar, me rindo ante el inminente choque en nuestro horizonte, sabiendo lógicamente que no hay otra forma de que este auto se detenga, y ruego a mi cuerpo y a mi mente que se relajen. Pero, por mucho que les ordene a mis miembros que cooperen, no funciona. Cada parte de mí está rígida. Cada parte de mí tiene miedo. Cada parte de mí se pregunta si realmente es así como termina todo para mí.

Al quedarme sin opciones, opto por cerrar los ojos y pensar en Gulf, y eso duele tanto como el impacto inminente. Si se trata de la vida y la muerte, no quiero ver mi vida pasar por delante de mis ojos y centrarme en todo el tiempo que perdí por tener demasiado miedo en seguir mi corazón. Los años que no tuvimos y los que se suponían que íbamos a tener.

Conjuro a Gulf detrás de mis párpados, esbozando los rasgos de su hermoso rostro en mi mente. Memorizo la forma en que me miró este fin de semana cuando me dijo que me amaba. Su sonrisa. Sus ojos. Su olor. Su toque. A él.

Por favor, Dios, no me quites todo eso.

Ruego, suplico y rezo.

Se supone que este es nuestro tiempo juntos.

Ruego, suplico y rezo.

La voz de Matt finalmente llega y las palabras: —Aguanta, hombre, estamos a punto de golpear —se registran fuerte y claro.

Mi cuerpo vuela hacia delante, pero el arnés no me retiene lo suficiente, y mi cuerpo, junto con mi cabeza cubierta por el casco, golpea el salpicadero antes de precipitarse de nuevo en el asiento.

Me pitan los oídos y mi visión se vuelve blanca antes de volverse negra.

No puedo ver. No puedo oír. No puedo sentir.

Gulf.

Pero ruego, suplico y rezo.

DOLOR - (Adaptacion MewGulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora