Capítulo 9 - Pinceladas de Amistad y Estrellas en el Aula

3 0 0
                                    

El sol se alzaba en el cielo de París, pintando los tejados de la ciudad con una paleta de colores cálidos y dorados. Era un nuevo día, lleno de promesas y oportunidades, y Emma estaba lista para sumergirse en su próxima aventura parisina. Esta vez, había decidido inscribirse en un curso de pintura en una pequeña academia de arte cercana a su residencia estudiantil.

Con su mochila repleta de lienzos, pinceles y colores, Emma se dirigió hacia la academia de arte temprano en la mañana. Tenía una pasión por la pintura que había estado esperando explorar en París, y este curso era la oportunidad perfecta para hacerlo.

Al llegar a la academia, Emma se encontró con un grupo diverso de estudiantes, cada uno con su propia historia y estilo artístico. Había personas de diferentes países, todos compartiendo un amor por el arte y la creatividad. Emma se sentía emocionada por la perspectiva de aprender de sus compañeros y de sumergirse en el mundo de la pintura.

La profesora, una artista talentosa con décadas de experiencia, les dio la bienvenida con entusiasmo y comenzó a explicar los conceptos básicos de la pintura. Emma estaba completamente inmersa en la clase, absorbiendo cada palabra de la instructora y dejando que la inspiración fluyera a través de ella.

A medida que avanzaba la mañana, Emma comenzó a interactuar con sus compañeros de clase. Conversaron sobre sus motivaciones para tomar el curso, sus estilos artísticos y las obras que más los habían influenciado. Emma se sentía a gusto en este ambiente creativo y compartía historias sobre su vida en París y las aventuras que había vivido.

Después de una breve pausa, todos se dispusieron a comenzar su primera obra. Emma eligió un rincón tranquilo en el estudio y comenzó a trabajar en su lienzo. Sus pinceles danzaban sobre la tela, creando una representación de la Torre Eiffel bañada por la luz del atardecer.

El tiempo pareció detenerse mientras Emma se sumía en su obra. La sensación de la pintura en sus manos, la mezcla de colores y la creación de cada trazo eran una experiencia liberadora y satisfactoria. Se dio cuenta de que había encontrado una nueva forma de expresarse y de conectar con su amor por París.

Sin embargo, mientras estaba absorta en su trabajo, Emma perdió la noción del tiempo. Cuando finalmente levantó la vista del lienzo, el reloj en la pared le recordó que estaba a punto de llegar tarde a su próxima clase en la universidad. Entró en modo de prisa, guardando sus materiales y despidiéndose rápidamente de sus compañeros de clase.

Emma salió de la academia de arte con prisa, y el cabello se le desarregló mientras corría hacia la parada del metro. Sabía que no podía permitirse llegar tarde a su siguiente clase. La vergüenza la invadió, pero sabía que tenía que hacer todo lo posible para llegar a tiempo.

Mientras se acercaba a la puerta de la universidad, respiró profundamente, tratando de calmarse. Estaba a punto de tocar la manecilla de la puerta cuando, de repente, esta se abrió antes de que pudiera hacerlo. Para su sorpresa y horror, Louis estaba al otro lado de la puerta.

Los ojos de Emma se encontraron con los suyos, y el corazón le dio un vuelco. Su cabello despeinado y su apresurada llegada la hacían sentirse completamente vulnerable. Louis la miró con una sonrisa y le dijo con amabilidad: "Hola, Emma. ¿Tuviste una mañana ocupada?"

Emma asintió, sintiéndose incómoda por la situación. "Sí, sí, una mañana muy ocupada. Lo siento por llegar tarde."

Louis le dio una mirada comprensiva. "No te preocupes, todos tenemos días así. Además, llegaste justo a tiempo. Vamos, entremos a la clase juntos."

Emma asintió con agradecimiento, aún sintiéndose un poco avergonzada. Juntos, entraron a la clase, y Emma se dio cuenta de que, a pesar de sus momentos incómodos, la amistad que había construido con Louis en París era una parte importante de su experiencia en la Ciudad del Amor.

A medida que la clase avanzaba, Emma se esforzó por concentrarse en el material acad

émico, pero no pudo evitar pensar en el encuentro con Louis y en cómo la vida en París siempre tenía una forma única de sorprenderla. Aunque su cabello todavía estaba despeinado y su mente se sentía un poco dispersa, Emma estaba agradecida por las nuevas amistades y experiencias que París le había brindado y por la promesa de muchas más por descubrir.

Días después del encuentro embarazoso con Louis en la puerta de la universidad, Emma se encontraba inmersa en una de sus clases favoritas en la Universidad de París: Astronomía. La sala estaba oscura, excepto por la luz suave que emanaba del proyector en el frente. La profesora, una apasionada astrónoma, estaba proyectando imágenes del espacio profundo en la pizarra mientras hablaba sobre las maravillas del universo.

Emma y sus compañeros de clase estaban sumergidos en la fascinante lección, con sus cuadernos llenos de apuntes y dibujos de constelaciones. A medida que la profesora hablaba sobre la formación de estrellas y galaxias, el entusiasmo en la sala era palpable.

La profesora señaló una imagen de una galaxia espiral en la pizarra y preguntó: "¿Alguien sabe cuál es el nombre de esta galaxia?"

Un compañero levantó la mano y respondió: "¡Es la Galaxia del Remolino, también conocida como M51!"

La profesora sonrió y asintió. "¡Correcto! La Galaxia del Remolino es un ejemplo impresionante de una galaxia espiral en el universo. ¿Alguien más quiere compartir algo sobre las galaxias espirales?"

Emma levantó la mano tímidamente y, cuando la profesora la señaló, dijo: "Las galaxias espirales suelen tener brazos en espiral llenos de estrellas, gas y polvo. Son lugares de nacimiento y muerte de estrellas, lo que las hace realmente fascinantes."

La profesora elogió la respuesta de Emma y continuó la lección. La conversación en el aula siguió fluyendo mientras los estudiantes compartían sus conocimientos y preguntas sobre el cosmos. Emma se sintió en su elemento, disfrutando de la oportunidad de aprender y contribuir al conocimiento colectivo.

Al final de la clase, Emma y algunos de sus compañeros de clase se quedaron para conversar con la profesora sobre la posibilidad de realizar una observación nocturna en el observatorio de la universidad. Estaban emocionados por la perspectiva de ver las estrellas y planetas a través de telescopios profesionales.

Mientras discutían los detalles, Emma se dio cuenta de que París no solo era una ciudad llena de arte y cultura, sino también un lugar donde podía explorar su pasión por la astronomía y la ciencia. Estaba agradecida por las oportunidades que la Ciudad del Amor le ofrecía para crecer y aprender en múltiples dimensiones de la vida.

A medida que salía del aula después de la clase, Emma se sintió inspirada por el vasto universo que se extendía sobre ella y por las amistades y experiencias que había construido en París. Sabía que cada día en esta ciudad le ofrecía nuevas oportunidades para descubrir y conectar, ya sea a través de las artes, la ciencia o las relaciones humanas. Con una sonrisa en el rostro, se dispuso a enfrentar las próximas aventuras que París le tenía reservadas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Souvenir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora