Capítulo 10: Kilómetro 8961 - Estación Final Beijing.

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Ansiedad.

Eso es todo lo que Ye Mi podía sentir.

Las horas pasaban lentamente en el puto vagón insonorizado. Calculaba el tiempo de acuerdo a la entrega de comida. Desayuno, un trozo de pan y un vaso de agua; Almuerzo, otro trozo de pan y otro vaso de agua; Cena, lo mismo que las otras dos veces.

Ya deberían estar cerca de Beijing, por lo que su ansiedad aumentaba con cada mínimo sonido de los durmientes bajo el tren.

Se sumergió en los pensamientos de la última vez que vio a Xiao Sa. Blanco como el papel, muy alejado del rostro lechoso y lleno de vida que le mostraba en las últimas horas.

A lo lejos se escuchaba el sonido de la bocina del tren, anunciando su llegada al destino final. Pero a Ye Mi lo único que le importaba de estar en Beijing es que tendría noticias de Xiao Sa. Noticias que le fueron negadas en su reclusorio.

Un par de minutos después, el tren se detuvo completamente.

Estaba en casa.

Ambos estaban en casa.

Ambos perdieron a sus familias, aunque pobres, pero los amaban genuinamente.

Ye Mi fue se vio obligado a huir para que las manos de una banda de asesinos lo encontrasen y lo entrenara para usarlo como un peón en un juego de ajedrez. Olvidando por completo al dulce niño que sonreía al ver a mamá haciendo masa para hacer bollos.

Xiao Sa fue prácticamente arrebatado de la mano de su madre y aún tenía el recuerdo de los gritos de su madre y su hermana siendo abusadas por esos malditos.

Aunque Xiao Sa fue adoptado por una familia amorosa en Rusia, nunca podría reemplazar a su amorosa familia de cuatro que se vio obligada a huir.

Pero Ye Mi... Ye Mi seguiría sintiendo ese odio contra quien se supone que lo debía educar con amor, pero sin embargo fue criado para matar, para no sentir ni pensar. Solo había una forma de escapar, y era llegando a Beijing donde pediría asilo y cambiar su identidad.

-Ye Mi, ya es hora. La policía te espera afuera.

Ye Mi levanta la cabeza, sus ojos rojos y con oscuras bolsas abajo sorprenden al guardia que lo viene a buscar.

-¿Cómo está Xiao Sa?

-Muchacho, estás a punto de enfrentarte a cargos por intento de asesinato a funcionario público, ¿y solo te importa saber cómo sigue ese chico?

-¿Cómo está?

-Ah, carajo... Al menos sigue vivo, lo llevaron al hospital más cercano, tú serás llevado a la fiscalía metropolitana.

-Está vivo... está bien. - dice Ye Mi con una sonrisa.

El guardia empieza a creer que está loco.

Ye Mi es llevado de un calabozo a otro. Del vagón a la fiscalía, de la fiscalía al juzgado. Apenas logra dormir, bajo la tranquilidad de que Xiao Sa está vivo.

Ese chico de cabello negro como la noche y sus ojos marrones no se apartan de su sueño, pero solo espera que ahora pueda tener una vida tranquila, que encuentre a alguien que lo ame tanto o más que él y que sea feliz.

Probablemente ya lo olvidó. Aunque Ye Mi no podrá hacerlo.

***

¿Dónde estoy?

No estoy en el tren, porque todo está en silencio y muy tranquilo.

Pip, pip, pip, pip..

¿Qué demonios es ese sonido?

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