La Fuente

Parte 10

Srta. Mela: No fue la mejor infancia, pero nuestra Becca salió adelante. 🥰 Su trabajo y su vida amorosa la convirtieron en la mujer que vemos hoy, así que les hablaré de eso en este capítulo.

Como se graduaron las mejores de su clase en la misma academia, Becca y Koi fueron establecidas como compañeras. Durante los seis primeros años de trabajo como agente de policía, Becca no bajó la cabeza. Hacía su trabajo lo mejor que podía, hacía turnos extra y rara vez cometía errores. En su sexto año como agente, Becca decidió que quería el puesto de sargento o teniente. Su padre, que entonces era capitán, y Frank, el jefe de la policía, tenían que aprobarlo. Frank la quería como a la hija que nunca tuvo. Fue él quien convenció a Robert de que Becca sería lo mejor que le podría pasar a su comisaría

Ese mismo año trasladaron a Oliver Shen de la comisaría de Phuket a la suya. Robert había oído mencionar su nombre en los constantes correos electrónicos de la policía. Destacaba en su trabajo y varias comisarías se peleaban por tenerlo en su equipo. Robert fue quien lo convenció para que se uniera a la comisaría de Bangkok. Robert era su héroe, así que no le costó mucho convencer a Oliver. Desde que puso un pie en la comisaría, Oliver y Becca lucharon por la validación de Robert. Ambos querían el puesto de teniente o sargento. Si Becca se convertía en sargento, Oliver sería teniente, que es el rango por encima de ella, y viceversa. Durante dos años, cada tarea que hacían se convirtió en una competición sobre quién lograba el mejor resultado.

Tras varias discusiones con Robert que no llevaban a ninguna parte, Frank decidió darle a Becca el puesto de teniente y a Oliver el de sargento. A Robert no le gustó la idea, pero no pudo decirle que no a su capitán. Robert no odiaba a Becca, pero tampoco le caía bien. Era su padre, pero nunca la vio como su hija, sólo como un estorbo. Oliver se aprovechó de eso. Aunque Becca estuviera un rango por encima de él, Robert sólo escuchaba las ideas de Oliver. Becca intentaba no dejarse llevar por sus emociones, pero estaba cansada de tener que luchar constantemente por lo que era suyo por derecho.

Por aquel entonces, El Artista había cometido varios robos en la principal galería de arte. La misión de Frank antes de jubilarse era atrapar al ladrón, pero no lo consiguió. Los medios de comunicación y sus superiores empezaron a insinuar que era demasiado viejo para seguir haciendo su trabajo, así que Frank se vio obligado a retirarse y Robert fue nombrado el nuevo jefe de la policía. En la rueda de prensa celebrada para conmemorar el cambio de mando, Dao Anurak se atrevió a hacer la pregunta que todos los demás periodistas ni siquiera intentaron formular.

Dao: Sr. Armstrong, ahora que es el jefe de la policía ¿podrá por fin atrapar a El Artista y completar la fallida misión de Frank? Los únicos sonidos eran los de la ciudad y los flashes de las cámaras.

Robert: Sí, Srta. Anurak. Completaré la misión de Frank y llevaré a El Artista ante la justicia. Gracias por venir hoy.

Atrapar a El Artista parecía imposible. La galería principal donde se realizaban todos los robos estaba bajo vigilancia constante con la más alta tecnología disponible para evitar robos, pero El Artista siempre se las arreglaba para engañar al personal de la galería y a la policía. Oliver se encargó de llevar el caso de El Artista. Becca sugirió diferentes estrategias, pero nadie le hizo caso. Ya estaba harta, así que dejó de intentar ayudar a Oliver.

Un año después de convertirse en teniente, Becca se tomó una semana libre para relajarse y olvidarse de Oliver, de su padre y de El Artista. Decidió visitar Inglaterra y ver las atracciones de Harry Potter. En una de las visitas guiadas a los estudios de Mario Brothers, conoció a Tom Felton. Se quedó embobada. El pobre casi pierde el oído de tanto que gritaba Becca. Después de hacerle firmar todos sus libros de Harry Potter, que por supuesto había traído, Tom la invitó a salir.