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El par de socios se encontraba en el casino de Jacki, que iba en compañía de estos dándoles la entrada a su local con un poco de preocupacion encima, deseando que no le hicieran nada a su construcción. Suficiente tenía con estar perdiendo dinero por ese par.

Jacki: Voy a por dinero. No destruyais nada por favor. Es lo único que os pido. -pidio en voz suplicante que le saco una sonrisa al par-

Auron: No te preocupes coño. No vamos a hacer nada tú ve tranquilo. ¿A qué sí? -miro a su compañero esperando una respuesta positiva de su parte para poder tranquilizar más al pingüino-

Spreen: Sí amigo. Lo que vos digas -hablo con indiferencia mientras daba unos cuantos pasos con intención de alejarse de los contrarios, fingiendo interés en un juego que vio a los lejos en una habitación-

El castaño observo la acción de su compañero con confusión, sin duda ese oso era raro. Cada vez que creía que sabía cómo era su comportamiento y reacciones a diferentes situaciones este le demostraba que no era así. Justo como en este caso.

Regreso su vista al de sombrero de paja que se encontraba a su lado, viendo en él una expresión no muy conforme con las palabras dichas por el híbrido.

Auron: No dudes coño. ¿Cuantas veces has escuchado a Spreen decir eso? -ni el estaba cien porciento seguro si aquel pelinegro decía eso seguido, pero por lo poco que sí había podido confirmar de él intuía que no era así, y eso era un punto a su favor en la situación en la que se encontraba-

El contrario pareció pensarlo un momento. Auron tenía razón. Nunca antes lo había escuchado decir eso, esa era la primera vez.

Jacki: Eh...

Auron: Exacto. Nunca. Así que no hay nada de que preocuparse. Vete ya por el dinero coño que quiero jugar -empujo levemente al contrario dándole literalmente un "pequeño empujón" para que fuera a por lo requerido para jugar-

Jacki se alejo del de mechón aún con una inquietud en él. Tenía razón, nunca antes lo había escuchado decir aquello, pero eso para él no confirmaba nada. Se fiaba por muy tonto que parezca en la palabra del de pueblo contrario, pero no podía decir lo mismo de la del Argentino.

Auron vio como a lo lejos se iba por fin ese pingüino tan desconfiado a quien sabe dónde a por lo que nesesitaban para poder echar unas cuantas partidas en los juegos que el casino les proporcionaba. Quitó su atención del dueño del lugar para buscar a su compañero con la mirada, encontrandolo observando una máquina de azar.

Intrigado por la actitud de su socio fue hacia él para poder saber el porque de su interés en ese juego.

Auron: ¿Que haces tío?

Spreen: Vos pensas que si hago un casino tendrá la misma popularidad que esté -observo con desprecio el lugar, dirigiendo sus ojos de un lado a otro encontrando con su entrenada vista varios fallos estructurales-

Auron: ¿Te refieres a una mierda? -observo al igual que el mayor lo que los rodeaban, solo que sin juzgar nada, ya que él poco sabía de construcción- Lo dudo mucho. Eres tú, tío. De seguro lo que coño sea que hagas será de puta madre.

Spreen: ¿Vos crees eso? -fijo su atención en el heterocromatico, viendo como esté tenía su vista en el elevado techo que tenía el local-

Auron: Sí

Ambos se quedaron en silencio después de la respuesta de parte del castaño y uno de ellos experimentando una nueva sensación que no sabía que nesesitaba tener en su vida.

Al recibir la repuesta afirmativa de parte del menor una sensación indescriptible y totalmente nueva para él invadió su pecho. ¿Desde cuándo le importaba lo que otros opinaran sobre sus futuros locales? O más bien ¿desde cuándo le importaba lo que otros opinaran sobre algo de su vida? y más aun ¿desde cuándo sentía algo por la opinión de alguien?

°∆𝑀𝑦 𝑊𝑒𝑎𝑘𝑛𝑒𝑠𝑠∆°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora