¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jungkook se encontraba luchando contra los enemigos del rey a quién protegía, tenía que asesinarlos por el bien del reinado de dónde provenía. Él quería salvar al príncipe Kim Taehyung de aquellos malandros que querían arrebatarle el reinado que su padre le dejaría, y es que los jefes de aquellos hombres querían la cabeza del príncipe Kim para no tener un "estorbo" y fácilmente llegar al rey Kim Seok Jin.
Aunque el pelinegro no contaba con que eso era una trampa en la que él y su querido rey, cayeron en bandeja de plata para el verdadero enemigo que tenían cerca y de quién menos imaginaban.
—¡Así que el rey Kim mandó a su "gran guerrero" para matarme, el grandioso Jeon Jungkook! Vaya, vaya, ¿algo que quieras decir antes de morir?—soltó sarcástico ante Jeon.
—No estaría tan seguro de decir eso si fuera tú, es más, te daré un consejo. Nunca subestimes a las personas, mucho menos si no sabes con quién hablas...o te enfrentas.
No espero respuesta por parte de aquel hombre para poder apuñalarlo con aquella espada, atravesando su corazón viendo como este abría los ojos al ser tomado por sorpresa y recordando las palabras de aquel guerrero. Sin duda, su gran error fue haberlo subestimado y tratado como un simple sirviente del rey.
Finalmente, Jeon sacó su espada y vio a su alrededor todos los cuerpos derramados en sangre, incluso de los hombres que llevó, soltó un suspiro lamentándose por aquellas vidas inocentes que dieron todo de si por su rey, rezando porque sus almas descansaran en paz. Dio media vuelta para tomar a su caballo y subirse a él para tomar rumbo a su hogar donde lo esperaba la única familia que tenía, su querida hermana Jeon Somin; una hermosa chica de ojos grandes y almendrados que hacía resaltar su belleza, tenía una piel hermosa que lucía tan suave como la porcelana y un cuerpo que hacia derretir a cualquiera.
Los hermanos Jeon habían quedado solos en este mundo cuando el pelinegro tenía tan solo 9 años, sin contar que su hermana cumplía 3 años. Sus padres habían sido asesinados por aquel hombre de quien Jungkook se encargó de matar, desde aquel entonces, habían quedado a cargo del rey, aunque no era una relación como el que tenía con su hijo, no dejó desamparados a aquellos niños que no tenían sentido alguno sobre el asesinato de sus padres, aunque solo estaba equivocado en algo, que aquel pequeño con ojos como los de un bambi sabía quién era el autor de aquel incidente y como ocurrió.
Esos recuerdos de aquel día lo atormentaban día y noche como hasta ahora, pero no pero como anteriormente pasaba. Movió su cabeza de lado a lado y observo el bullicio de la gente que lo esperaba con los brazos abiertos, al parecer ansiaban por verlo de vuelta, sano y salvo, aunque no contaban con que viniera solo, tenían la esperanza de que sus familiares llegaran con bien al igual que él, pero lamentablemente no fue así.
Aun así, lo recibieron alegremente por haber derrotado a aquellos malienses, enemigos del rey Kim. Iba con su caballo, hasta que vio a su hermana esperarlo, esta le sonrió y fue hacia él, para después esperar a que bajara de su caballo y así estrecharlo entre sus brazos.
