CAPITULO 26.

42 10 0
                                    

Daya.

Mi alma se fue de mi cuerpo en ese momento exacto.

No, no, ¡NO!, ¿Por qué tenía que encontrármelo?.

El estaba ahí, frente a mí, a unos pocos metros de distancia, con un traje de policía. Pude reconocer su maldito rostro desde aquí. El rostro de la una de las dos personas que me jodieron esa noche.

Y por mas que ese día estuviera borracha lo recuerdo claramente.
Apenas reaccioné me metí de golpe al auto.

Solo podía escuchar pitido en mi oído, era lo único que escuchaba.

Tenía el corazón y la respiración acelerada.

Pude sentir una mano en mi hombre y al instante se me vino a la menta el rostro de ese maldito frente a mí.

Miles de manos sobre mi cuerpo, manoseando, tocándome. Todo exactamente igual que aquella noche.

Y yo, yo con cada sensación solo podía recordar, fragmentos de recuerdos llegando de nuevo a mi mente, volviendo a corromperme, dañarme y destrozarme.

Las lagrimas corrieron por mis mejillas, no pude detenerlas y mucho menos pude limpiarlas. Estaba paralizada.

Y de pronto reaccione, mi primer instinto fue pasar mis manos por mi cuerpo, intentando quitar esas manos que tanto me manoseaban, pero no sentí ninguna mano hasta que llegue a mi hombro y sentí una, esa misma mano la quite con asco. Mucho asco.

Desperté.

Mire a mi izquierda y ahí estaba Fabio viéndome con los ojos vidriosos, mientras que con su mano izquierda se sobaba su mano derecha, la cual venia un gran rasguño.

Lo mire bocabierta, mire mis manos y me di cuenta que había un poco de sangre en dos de mis uñas.

Fui yo...

Fui yo quien lo acabo de lastimar, yo lo lastime. Lastime a la persona que amo, lastime a la persona a quien jure proteger.

-. Yo... perdón Fabio. Yo no quería -. Lo mire de golpe.

Sentí mis ojos arder al igual que mi garganta.

Pude ver los hombros de Fabio relajarse y luego él se pasó una mano por el rostro, limpiando las lágrimas.

-. No, no te disculpes -. El negó con la cabeza -. Fue mi culpa no debí tocarte sin tu consentimiento.

Pude ver que intento sonreír, pero no lo logro.

De pronto deje de sentir todas esas manos sobre mi cuerpo, lo único que sentía era un peso en el pecho.

-. Fabio es que...

Le iba a decir que sucedió, pero una voz que conozco perfectamente me interrumpió.

-. Disculpen.

Mire hacia la ventana y ahí estaba el creador de mis pesadillas. su cabello rubio cubierto por la gorra de policía, nos miro con una sonrisa en el rostro, pero luego al analizarme bien esa sonrisa poco a poco se esfumo.

Sus ojos me escanearon, completamente, tanto que me sentí vulnerable de nuevo.

Yo con asco mire hacia Fabio, para no verle la cara a este hijo de puta. Pude ver que Fabio también se le quedo viendo a él, Fabio estaba callado y tenso, además de que lo miraba con profundo odio. Se notaba.

Esto no es una buena señal.

Mire atrás y Samuel estaba dormido. Mire hacia al frente de nosotros, los demás autos ya habían avanzado.

-. Fabio me quiero ir, por favor -. suplique en voz baja, pero al volumen suficiente para que el me escuchara.

Ese fue lo suficiente para que Fabio rompiera el contacto visual con ese desgraciado, y me mirara a mí. Luego miro hacia adelante y me volvió a mirar.

-. Si cariño, ya nos vamos.

No mire, pero si sentí cuando ese desgraciado se fue. Fue como si el oxigeno volviera a mis pulmones luego de estar miles de horas sin respirar.

Con eso Fabio encendió el auto.

(...)

Dejamos a samuel en casa, mi madre no estaba, pero si estaba una de mis primas quien recibió a mi hermano.

El viaje a casa se sintió mucho más pesado.

-. Daya...¿quieres hablar de lo que paso hace rato? -. Fabio rompió el silencio.

Suspire, estaba cansada y agobiada, pero también ahogada.

-. No lo quería ver -. Fue lo que pude decir. Mi voz se había entre cortado, estaba a punto de romper en llanto.

Estaba anocheciendo, se nos hizo tarde. Fabio paro el auto a un lado de la carretera.

-. Se que no lo querías ver, es lo que menos querías.

No me pude contener volví a derramar mis lágrimas.

-. Odio que me derrumbé apenas lo vi Fabio, apenas lo vi y todo el trabajo con la psicóloga, todo el trabajo de años, todo lo que hice para mejorar se fue a la mierda con tan solo ver su rostro, me odio, odio esto. Ver de nuevo su rostro fue como retroceder mil pasos al instante.

-. Daya no es tu culp-

Lo interrumpí -. ¡pero por mas que me lo repita no me lo termino de creer!, por más terapias que tuviera, no pude contenerme apenas verlo de nuevo. Me derrumbe, me volví a derrumbar, por mas que intente ser fuerte no lo logro.

Mi garganta dolía.

-. ¿sabes lo peor de esto?, que te lastime, Fabio te lastime, te herí, te hice daño, estoy dañando a las personas que quiero, me estoy dañando más a mí y como si no bastara, estoy dañando a las personas a mi alrededor -. Él estaba viéndome callado.

No lo quiero derrumbar a el también, no le quiero hacer mas daño, no me lo perdonaría.

-. Daya, no me lastimaste apropósito, fue sin querer ya te lo dije, no te culpes por algo que fue accidental -. Intento convencerme.

-. Fabio no es solo eso -. Negué -. no ves que esto es frustrante, nisiquiera mi propio novio me puede tocar sin que tenga miedo a ello, sin que reaccione de forma agresiva o con miedo. ¿crees que vale la pena estar conmigo siendo así?.

-. Daya, sea como sea, quiero estar contigo, te amo, no me importa tener que esperar mil años para tener un abrazo tuyo, lo único que quiero es estar a tu lado, sabes muy bien que lo físico no me importa, me importa es tu bienestar y si eso implica no poder besar tus labios o tocarte por un largo tiempo, estoy dispuesto a esperar, pero por favor no me apartes de tu lado, por favor -. Suplico.

___&💙&___

Se que no es domingo, pero no me aguante y lo subí, espero que lo disfruten.

Flores de papel #1 Libro (Biología Flores De Papel).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora