**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑜 ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚*

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Con el último rayo que atravesó el firmamento, el cielo pareció haberse partido en dos. Los ojos del niño se llenaron del brillo eléctrico que rompió la oscuridad y una extraña sensación se formó en su estómago.

Lü Bu se bajó del caballo de un salto, dando una palmada en la grupa para enviarlo lejos de inmediato, mientras sus ojos se fascinaban con el tronco que se había roto a la mitad por el impacto. El fuego empezaba a alzarse contra la lluvia, propagándose por el tronco viejo y creando su propia luz que luchaba contra la oscuridad.

Con pequeños pasos y sin poder retener la sonrisa que estaba colmando sus labios por completo, el niño chino escaló la pendiente aprovechando su fuerza para lanzarse por encima del camino destruido. La belleza del fuego le lamió los bordes de la ropa y sus zapatos pisaron la ceniza oscura del primer golpe.

Un trueno resonó a sus espaldas y la vibración le hizo rechinar los dientes, la energía que desprendió el golpe le puso la piel de gallina.

Aguantando un suspiro, observó el árbol lo suficiente para ver otro impactó sobre las ramas. Lo que antes se había oscurecido, ahora se volvió cenizas, pero la naturaleza continuo rebelde en contra de los cielos, y el tronco permaneció casi intacto.

— Woah. Esto-

Se acercó más, con una sonrisa de dientes puntiagudos y los ojos brillando de ilusión, sintiendo las llamas casi sobre él cuando una de sus pequeñas manos se estiraron contra el tronco, estando tan cerca de tocarlo, de sentir las heridas que algo más fuerte podía infligir.

— Oye.

Se detuvo, la sonrisa en sus labios se congeló mientras giraba la cabeza en dirección a la voz. Su cuerpo entero se puso en guardia, los hombros repentinamente tensos.

Observó entre la oscuridad un rastro de rojo y amarillo, blanco y oro.

— No lo toques. — Le ordenó el recién llegado, dando un paso al frente y permitiendo que la cálida luz del fuego le iluminará el rostro.

Los ojos estaban neutros, el rostro aburrido y la expresión de tedio era notable. Por un momento, el chino se miró en un espejo muy lejano, donde su propia expresión se mostró en un muchacho pelirrojo, delgado y con un porte extraño.

El cabello rojo le caía como mareas de sangre por los hombros, largo, y la ropa blanca estaba mojada por completo.

Lü Bu inclinó la mano hacia la corteza quemada, dejando que la punta de uno de sus dedos tocarán la madera. Intercambio la mirada a intervalos entre él, su mano y el recién llegado.

El niño pelirrojo pareció impresionado, haciendo un mohín al verse desobedecido por completo.

— Quita la mano.

Para aparentar tener su misma edad, el chino se encontró con que la voz era mucho más grave y un tanto adulta, casi abandonando el tono infantil… Casi.

Pegó por completo la palma contra la madera, retando con diversión y de nuevo, por algún motivo, vio eso reflejado en el otro.

El pelirrojo se inclinó hacia adelante, primero congelado en su lugar.

El cielo pareció iluminarse, una forma potente que le puso a Lü Bu el cabello en puntas, alzándose hacia arriba. El joven de cabellos oscuros miró arriba viendo los mechones de su cabello alzados contra el cielo y miró…

No.

Se encontró con el brillo de un relámpago delante de sus ojos, partiendo la oscuridad en dos. Sabía lo que vendría y, por algún motivo, no sintió del todo miedo, simplemente se preparó.

Dancing in the rain [ThorLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora