──── ∗ ⋅𖠇𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐚𝐫𝐥𝐚𖠇⋅ ∗ ────

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──¿Qué? ¿Por qué no me lo dijo?── se encontraba incrédulo. Esa otra noticia le cayó como un balde de hielo

──Tenía miedo, ¿si?── su compañero solo suspiro con pesadez. De tan frustrado que estaba, lo vio acariciando el puente de su nariz

──Es sorprendente..── su sorpresa era tan grande, que aún no podía asimilar la noticia

──¿Y cómo no va a pasar? Si ustedes parecían conejos locos.

──Eso no es cierto.── esas palabras le dieron en lo más profundo de su ego. Se sentía indignado

──¿Quieres que lo compruebe?── la voz contraria, había salido con un tono desafiante. Cuando se lo proponía, podía ser un dolor de cabeza

──Cállate, Rin.── sentía su rostro arder en vergüenza. ¿Qué acaso al Itoshi, no le avergonzaba esto?

──Bien, suerte en eso Nagi.── el ojiturquesa le brindo unas suaves palmaditas sobre su hombro. Antes de salir por aquella puerta y desaparecer de su vista

¿Acaso era cierto? ¿Le creería a Rin? Se sentía muy confundido con tantas noticias. Ahora todo tenía sentido, sabía que haber sospechado del pestañas, no fue una mala idea.

Rin Itoshi, conocido también como el "demonio" ya no era tan inocente a su vista, como el creía. Al parecer, el Itoshi es el padre de aquellos dos. ¡Lo sabía! Algo dentro de su ser, gritaba y señalaba al cabellos verdosos.

Siempre había sospechado de él. Ahora sus sospechas pasaron a convertirse en verdades.

Mañana saldría Yoichi. Hablaría seriamente con él, hoy por la noche le haría una visita sorpresa.

Con calma se dirigía a su respectiva sala. Hoy tendría un día muy ocupado, pues había escuchado sobre unas colaboraciones que querían con el. Ser albino tenía sus riesgos.

──Nagi-san, que bueno que llegó.── ni bien había entrado por esa puerta y ya lo estaban saludando

──Hola ¿cómo sabían que..

──Su olor, mi señor. A venido con un olor de felicidad, sus feromonas lo delatan.── una de las chicas que siempre le ponía el maquillaje, en son de broma, le dijo una verdad vergonzosa

¿Olía? ¿Acaso sus feromonas salieron por fin? ¿Será por la noticia y Yoichi?

Andaba tan concentrado en sus pensamientos, que ni se acordaba que tenía sesión de fotos. Hasta que lo trajeron a la realidad.

──Señor ¿usted se encuentra bien?

──Si, no se preocupen. Ya demos inicio a la sesión.── se sentía feliz de saber que le preocupaba a esas chicas, todas ellas eran mucho menores a él. Ellas le daban un aire de calidez, que ya hasta incluso las quería como unas hermanas

Cuando las chicas escucharon esa declaración, gritaron de felicidad y tras unos pequeños saltitos, se fueron a tomar todo lo necesario para arreglar al mayor. A ellas le emocionaba esa parte, maquillar y vestir a sus antojo a un chico, era genial.

Fue un día espléndido, lleno de movimiento y muchas colaboraciones. Al pobre albino lo dejaron más que agotado, el había sido la pieza principal para todas aquellas portadas de revistas.

Llego el anochecer y todos sus compañeros se despidieron de él. Por fin habían dado por finalizado ese proyecto, ya podía tomar sus cosas y irse a su hogar. Solo iría a despedirse de alguien, como siempre lo hacía.

──Adelante.

──Hola Anri-san. Venía a decir, que el día de hoy fue exitoso.── siempre se dirigía a la chica con muchos modales. Después de todo, ella fue quien lo llevó a la cima

──Nagi, Nagi. Te e dicho muchas veces, que solo me llames por Anri.── la suave voz de la fémina regaño al chico. Esa joven mujer, solo soltó una suave risilla

──Lo siento.── siempre se avergonzaba cuando su superior hacía eso. A la joven Teieri la consideraba como una madre, siempre le vio ese papel materno

──Bien Nagi, no hay problema. Supongo que has venido hasta aquí a despedirte.── con mucha calma sonrió la joven, una sonrisa encantadora y tranquilizadora a la vez

──Si, e venido a despedirme y desearle buenas noches. Déjeme hacerlo de buena manera.── tosió suavemente, acomodando su tono de voz, para luego dirigirse a la de cabello de mezclas entre rojizo con castaño ──Hola Anri, e venido aquí a despedirme. Qué pase muy buenas noches y vaya con mucho cuidado.

La chica solo cubrió sus labios, sentía ternura cada vez que el albino se comportaba así. A los chicos menores que trabajaban ahí, los consideraba a todos como a hijos suyos.

──Esta bien Nagi, gracias por tu linda despedida. Que pases muy buenas noches y cuídate en tu viaje.── sonrió de manera tierna, en su rostro adornaba un suave rojizo. Se estaba muriendo de la ternura del menor

──Gracias Anri-san. Hasta mañana.

Ambos individuos se despidieron entre ellos y luego de eso, cada quien tomó su camino. El albino se dirigía a casa del ojiazul.

Hablaría sobre el tema con él en persona.

ⁿᵘᵉˢᵗʳᵒ ⸙ 𝑺𝑬𝑪𝑹𝑬𝑻𝑶  「𝙽𝙰𝙶𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora