Bruce Wayne y Clark Kent pertenecen a DC.
Advertencia: Bruce Wayne con genitales femeninos.
Si no sabes lo que es un nudo, es algo como esto: https://www.amazon.com/Knotty-Silicone-Locking-Inside-Colored/dp/B09CL2STW8?th=1
Clark Kent tiene un nudo. No un nudo que se infla como en los cánidos, sino un nudo permanente en la base de su pene alienígena. Este detalle ha impedido que Clark sea capaz de introducir la totalidad de su aparato reproductor en ninguna de sus parejas de turno (no que hayan sido muchas), pero que a estas tampoco no parece importarles ya que la longitud del mismo compensa la parte desaprovechada. Pero sigue siendo algo que carcome a Clark. Con Louis se había resignado a tener que controlarse siempre y no poder usar todo su potencial. ¿Con Bruce? Con Bruce se había propuesto meterlo completo algún día. Ser engullido en su totalidad por esos labios carnosos y colorados siempre sedientos de más.
El hombre de acero sabía que no tenía que contenerse con el murciélago y que podía ser un poco tosco si se cegaba de placer. No temía dejar marcas en la piel llena de cicatrices, maltratarlo o someterlo hasta tenerlo en la pose perfecta, ahogarlo entre besos desesperados hasta que le falte la respiración, dejar que se trague toda su semilla y seguir ronda tras ronda sin descanso toda la noche. Por supuesto prefería tratarlo con cariño y reverencia, como el tesoro universal que era. Imprimir en cada beso, cada caricia, la devoción que sentía por él, el respeto y admiración en todo lo que hacía, el amor que sentía en sus acciones hacia otros y el incontrolable deseo que le inspiraba su coqueteo descarado. Porque, oh sí, Bruce Wayne era una puta lujuriosa que lo arrastraba consigo al camino de la perdición. Un par de palabras eran más que suficientes para tocar cada nervio de su pene kriptoniano. Pero él no se detenía ahí, no. Bruce, como el buen estratega que es, planeaba cada emboscada con el arma apropiada, como vestir un par de tacones negros y nada más. Sus delicados dedos rozando los lugares correctos sin que los demás se den cuenta. Su piel pálida sobre las sábanas negras de seda. Esa mirada seductora y desafiante que reservaba solo para Kal. Solo posar sus ojos en él se sentía como un pecado. Quería devorarlo, arruinarlo y nunca dejarlo ir, pero Clark siempre tenía cuidado con su cuerpo, de no lastimarlo más de lo que podía aguantar. Al mismo tiempo también se aseguraba de darle todo lo que tenía, porque Bruce se merecía todo y más.
Entonces regresaba mentalmente al problema de inserción. Quería darle todo su ser a Bruce y no solo una parte. Sabía que, al ser humano, Bruce no necesitaba realmente ese extra, pero algo en su interior le hacía sentirse incompleto. El sexo con Bruce le hacía ver estrellas, pero todavía sentía que algo faltaba. ¿Era instinto? ¿Egoísmo? No quería forzar nada, pero también sabía, luego de una muy vergonzosa investigación, que sí era humanamente posible albergar su tamaño, solo necesitaría un poco de... entrenamiento.
Fue así como en cada encuentro Clark empujaba un poquito más dentro de Bruce, acomodando su grosor en las ya estiradas paredes de su anfitrión. Dolía. Quemaba. Pero a diferencia de los huesos rotos y hematomas a los que estaba acostumbrado, este dolor era bienvenido. Le cortaba la respiración y derramaba lágrimas de sus ojos cerrados, pero déjaselo a Bruce puto Wayne para que en ese momento decidiera abrazar más fuerte a Clark para no dejarlo escapar. Era una orden. Hazlo y no te arrepientas. También era tranquilizador, le aseguraba de que era capaz de alojarlo y que era bienvenido, y Clark estaba segurísimo de que Bruce podría hacerlo. Cada día un poco más. Pero aún no era suficiente.
Hasta que un día sucedió. Ambos llegaban de una misión en la que casi habían presenciado la muerte del otro. Vencieron al villano y todo estaba bien, excepto porque todo estaba mal. Tenían sus miedos ahogados en la garganta, alivio y arrepentimiento arremolinándose en el pecho, la repetición en bucle de lo sucedido grabado en sus retinas. Necesitaban urgentemente asegurarse de que estaban bien, que aún se pertenecían, que no iban a ir a ningún lado.
Se encerraron en la habitación de Bruce sin pasar por revisión médica, aun oliendo a sudor y pólvora. Clark terminó de romper los trajes que ya venían raídos. Las armaduras rajadas. Las manchas de sangre. Besos torpes y desesperados. Piel contra piel pegándose hasta diluir sus bordes. Pensamientos en espiral. Te amo. No me dejes. ¿Aún te merezco? Todo lo que hubiera perdido. Lo que no volveríamos a hacer. Lo que nunca hicimos. Te amo. Te amo.
Clark tumbó a Bruce en la cama y lo dobló en una prensa de apareamiento. La vista perfecta de su vulva húmeda y cálida invitándolo a pasar. A su hogar. Lamió los labios regordetes y sorbió los jugos de los pliegues que se abrían en flor, confirmando que Bruce estaba listo para ser tomado y sin más preámbulos se insertó hasta el fondo. Bruce soltó un gemido grave mientras tiraba su cabeza hacia atrás. Empezaban fuerte y sin juegos previos, pero eso era lo que necesitaban. Otro día besarían cada lunar y cicatriz en su piel. Hoy debían dejar el mensaje fuerte y claro. Eres mío. Yo soy tuyo. Estoy aquí. Estamos juntos.
Clark empezó a pistonear más fuerte, más rápido, hasta convertir la abusada vulva de Bruce en una lámina delgada que se agarraba firmemente a su pene cada vez que intentaba abandonarla. No iban a durar mucho. Solo un poco más. Cerró los ojos apoyándose atrás de las rodillas de Bruce, jadeando y moviendo sus caderas sin control. Entonces lo sintió. Un pop que lo hundió imposiblemente más dentro de su amante y la entrada de este cerrándose a su alrededor dificultando su salida.
-Está dentro -dijo Bruce con la poca cordura que le quedaba. Posiblemente si intención no era decirlo en voz alta.
-Está dentro -repitió Clark. Su cerebro nublado de placer no podía discernir las implicancias del hecho, pero su cuerpo se llenó de emoción y felicidad como un niño en Navidad. Se sentía pleno y su amor por Bruce era infinito.
Atacó la boca del hombre murciélago y reanudó el paso con vigor metiendo y sacando por completo su nudo. Bruce era un poema. Los ojos desenfocados y llorosos, la boca en una O permanente con la respiración entrecortada y chorreando saliva. Su pecho sonrojado subiendo y bajando. Las manos de Bruce agarradas fuertemente a sus brazos como si su vida dependiera de ello. Las piernas temblando. La silueta de su propio miembro sobresaliendo del vientre de su amado. Y esa hermosa vagina que sobrepasaba sus expectativas, atragantándose mientras escurría sus fluidos en un vano intento por acomodar mejor a su huésped. Era perfecto.
Ambos llegaron al orgasmo y Kal pudo sentir la punta de su falo besando la entrada a la matriz de Bruce mientras soltaba toda su semilla dentro de él. Sin poder formar pensamientos coherentes, solo se quedaron tendidos en la cama sin cambiar de posición. Abrazados. Unidos. Cuando Bruce recobró la conciencia, Clark se aseguró de prepararle un baño caliente, curar sus heridas y cambiar las sábanas. Luego de dejar un juego limpio de pijamas sobre la cama, se metió en la tina junto con Bruce que seguía un poco intoxicado luego de semejante clímax. Tomó una esponja y empezó a frotar suavemente su piel.
-Los generales del ejército no estaban equivocados al clasificarte como arma de destrucción masiva -murmuró Bruce contento.
-¿Vas a demandarme por daño colateral? -Respondió Clark besando su cuello.
- Puede que Alfred tome medidas en tu contra.
-¿Y qué hay de ti? -posó su mano sobre el vientre de Bruce.- ¿Estás bien?
-No lo sé, creo que debería repetir el experimento para confirmar los resultados y declararme satisfecho.
-Creo que puedo asistirlo con eso Sr. Wayne.
Se besaron un rato más hasta que sus músculos adoloridos les recordaron todo el esfuerzo de la batalla previa y el cansancio los alcanzó. Un par de bostezos y Clark los secó y trasladó a la cama. Calientes y cómodos se quedaron dormidos rápidamente. Otro día investigarían los alcances de su nuevo descubrimiento, por ahora estaban contentos, y orgullosos, de haber logrado estar completamente unidos.
FIN
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Completo
FanfictionClark Kent tiene un nudo permanente en la base de su pene alienígena. Este detalle ha impedido que Clark sea capaz de introducir la totalidad de su aparato reproductor en ninguna de sus parejas de turno. ¿Pero con Bruce? Con Bruce se había propuesto...